En 1972 un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que traslada al equipo de rugby Old Christians de Uruguay, se estrelló a más de 4.200 metros de altura mientras cruzaba la cordillera de los Andes.En ese avión viajaban 44 pasajeros y solo 16 sobrevivieron, entre ellos Carlitos Páez Vilaró, que en ese entonces contaba con 18 años de edad.
Un mensaje alentador de Carlos Páez Vilaró
El hijo del reconocido pintor uruguayo, escribió en las últimas horas una carta en la que traza un paralelo entre lo que sufrieron el y sus compañeros en el momento que escucharon por radio, a 10 días de la caída del avión, que no habría más búsquedas, ya que los daban por muertos.
En un mensaje que se hizo viral, Páez Vilaró cuenta acerca de aquella expriencia sucedida hace 47 años, y cómo puede aplicarse para afrontar esta pandemia. Es importante destacar que el ex rugbier realiza charlas motivacionales y hasta inspira a las empresas sobre la tolerancia a la frustración y el trabajo en equipo.
Estos son los fragmentos más destacados la carta publicada por Carlos Páez Vilaro: "Hoy estamos frente a una situación similar a cuando en la cordillera escuchamos por radio, 10 días después de la caída del avión, que se había suspendido la búsqueda, que nos habían abandonado y daban por muertos. Y hoy ,47 años después estoy hablando con ustedes y solo tengo gratitud por todo lo que aprendimos".
"En ese momento dejamos de esperar el rescate de afuera (una vacuna) y nos dimos cuenta que sobrevivir y salir adelante dependía solo de nosotros. Nos conectamos entonces con nuestro máximo potencial físico, mental, emocional y espiritual y nos dimos cuenta de que no podíamos gastar nuestra energía hablando de cosas que no podíamos cambiar, que no dependían de nosotros y nos deprimían (como la queja y el miedo, que nos paralizaba y nos consumía toda nuestra energía, que era muy poca y había que usarla muy eficientemente)".
"Aprendimos que las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa".
"En la cordillera aprendimos muy rápido que teníamos que trabajar en equipo para construir una sociedad solidaria donde los bienes pertenecían a la comunidad; donde las normas aparecían cuando eran necesarias, y la primera fue que estaba prohibido quejarse! El único objetivo era sobrevivir, no yo, todos! Sin excusas. Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro)".