La bestial y sangrienta balacera que se registró hace una semana, la tarde del martes pasado en la esquina de Blas Parera y Florencio Fernández, en barrio Santa Marta, dejó conmocionados a vecinos y comerciantes de la zona. A una semana del hecho, que dejó al joven blanco del ataque internado con 11 balazos y a tres personas más heridas, entre ellos un menor de edad, aún no se registraron detenidos, la presencia policial en la zona es nula y el zumbido de la lluvia de balas todavía retumba en el recuerdo de los comerciantes.
A una semana de la balacera en Blas Parera no hay detenidos
UNO Santa Fe realizó una recorrida por la zona comercial de Blas Parera y Florencio Fernández donde se registró la balacera y recolectó el relato y sensaciones de todos los testigos de esa tarde de terror que de milagro, no tuvo víctimas fatales. Todavía, en el lugar, hay vidrieras rotas por los disparos, marcas de balazos en las paredes de comercios y viviendas y manchas de sangre en la vereda.
Las investigaciones policiales aún no arrojaron detenidos por la balacera, que según el relato de los mismos vecinos y comerciantes de la zona, marcó "un antes y un después" para el día a día de cada uno de los que vivieron esa pesadilla y temieron por sus vidas.
Sergio, que tiene 25 años de experiencia como comerciante en Avenida Blas Parera y Florencio Fernández, conoce de inseguridad en la zona, la sufrió en carne propia y fue testigo de la balacera del pasado martes. "En abril hizo 25 años que estoy en el barrio y en todos estos años llevo 18 robos a mano armada, tres veces me gatillaron, viví un intento de violación a mi mujer cuando a mí me tenían boca abajo con un revólver en la cabeza", subrayó Sergio y continuó: "Pero lo que ocurrió el otro día con la balacera ya fue un límite. Estaba acomodando la vidriera cuando comencé a escuchar los balazos sin parar. Pensé que nos mataban a todos, eran estruendos que no terminaban nunca".
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"Desde la balacera no vimos más a ningún policía. Esa noche terminé con 21 de presión en mi casa. A mí me enfermaron del corazón, de la presión; de la cabeza ni hablar, porque uno ve algo y está siempre pendiente y atento. Pero tenemos 60 años, ¿a dónde vamos a ir? ¿con qué vamos a vivir? Lo más triste es que cuando vemos cosas que pasan tratamos de no involucrarnos, pero ¿por qué tiene que ser así? Porque tengo hijos, tengo nietos y uno vive para ellos, pero te indigna ver lo que pasa y no hacer nada por tener una familia atrás", reflexionó Sergio.
A siete días de la feroz balacera, los comerciantes, vecinos y transeúntes de la zona viven bajo un manto de tensa calma. Todos atienden con las puertas cerradas y tras las rejas. Por su parte, la gente que toma el colectivo en la parada del Metrofé de Avenida Blas Parera en Florencio Fernández, observan la cuadra de la balacera con temor y miedo, mirando de reojo a todos los motociclistas que pasan por la zona.
Otra de las comerciantes de la zona, es Carina, quien frente a su local cayó maltrecho el joven que intentaron asesinar. "Estoy con más miedo que antes. Fue un hecho que nunca en la vida lo pasé, algo fuera de lo normal. Está mal que nos acostumbremos a vivir así, con robos continuos e inseguridad a toda hora, pero la balacera fue terrible para mí; fue devastador en el sentido que me cuesta quedarme sola trabajando. Hoy estoy encerrada casi sin atender al público", sentenció la comerciante.
"El día de la balacera sentí desesperación, un sentimiento triste y abrumador, como que nuestra vida no vale nada", manifestó Carina y agregó: "En Santa Fe salís de tu casa y no sabés si regresas con vida. Es cotidiano que roben a los chicos de la escuela o que les saquen la bicicleta, pero un hecho con la magnitud de que a cualquier hora del día empiecen a los tiros, nos hace sentir totalmente vulnerables y presos de la inseguridad".
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