El agua, ese líquido transparente y esencial, es la fuente de vida, el nutriente que impulsa cada función celular y el medio que permite que el cuerpo funcione de manera óptima. Desde tiempos ancestrales, el agua ha sido considerada como un elemento vital. Como ya llegó la temporada de verano a Santa Fe, UNO recuerda la importancia de mantenerse hidratado y de beber agua durante las agobiante jornadas.
El agua, líquido esencial para el cuerpo y el cerebro
Nuestro cuerpo está compuesto en su mayoría por agua. Es el principal componente del plasma sanguíneo, que a su vez transporta nutrientes, oxígeno y desechos a través de nuestro sistema. El agua también regula la temperatura interna, lubrica las articulaciones y es esencial para la digestión.
El papel del agua en la salud a lo largo de los años
A medida que envejecemos, la importancia del agua en nuestra salud se vuelve aún más evidente. La hidratación adecuada puede ser la clave para prevenir enfermedades crónicas, mejorar la salud de la piel y mantener la agudeza mental.
Además, el agua juega un papel crucial en la prevención de enfermedades relacionadas con la edad, como los cálculos renales y las infecciones del tracto urinario.
Beneficios que obtiene el cuerpo al beber agua
Hidratación y energía: el agua es esencial para mantenernos hidratados, lo que permite que nuestro cuerpo funcione eficientemente, evitando la fatiga y mejorando los niveles de energía.
Digestión y eliminación de desechos: beber agua facilita la digestión, la producción de saliva y la eliminación adecuada de desechos y toxinas, promoviendo la salud renal. Ayuda a convertir los alimentos en energía.
Salud de la piel: el agua mantiene nuestra piel hidratada, flexible y libre de toxinas, reduciendo problemas como el acné.
Regulación térmica: es fundamental para regular nuestra temperatura corporal, especialmente en situaciones de ejercicio o calor. Humedece el oxígeno que empleamos al respirar.
Salud cardiovascular: consumir suficiente agua favorece la circulación sanguínea y previene enfermedades del corazón.
Rendimiento físico y mental: la hidratación adecuada mejora el rendimiento físico y al evitar la deshidratación, potencia la concentración y la memoria. Lubrica las articulaciones. Protege y amortigua los órganos vitales. Hace que nuestros sentidos funcionen adecuadamente.
Fortaleza y control de peso: el agua fortalece nuestro sistema inmunológico y al mismo tiempo ayuda a controlar el apetito, promoviendo la pérdida de peso.
Son incontables los efectos positivos que tiene mantenerse hidratado. Es un compuesto esencial de la sangre, que transporta los nutrientes y oxígeno a las células y los desechos fuera del cuerpo. Es uno de los seis nutrientes esenciales para la vida: agua, grasa, carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales.
Cuánta agua se debe tomar
Las recomendaciones de ingesta de agua, varían según edad, sexo, actividad física y condiciones ambientales.
En el caso de un adulto sano, se recomienda ingerir entre 2 y 2,5 litros de agua al día (mujeres y hombres, respectivamente), y estas recomendaciones solo aplican en condiciones de temperatura ambiental moderada y niveles moderados de actividad física. Frente al cambio de estas variables o en el caso de pacientes con alguna patología, debe ajustarse la ingesta de agua según las condiciones específicas.
Qué puede provocar la falta de hidratación
La falta de hidratación puede afectar al estado anímico de los sectores más frágiles como son los ancianos y los niños, aunque también a cualquier adulto que no ingiera la cantidad de agua recomendada para su condición.
La deshidratación del cerebro puede afectar peligrosamente a los neurotransmisores, lo que a su vez afecta las funciones cognitivas complejas en las que participan. Asimismo, la falta de hidratación interfiere con el flujo sanguíneo, lo que resulta en una disminución en la oxigenación del cerebro. Esto puede explicar adecuadamente la letargia que se produce en el rendimiento cognitivo.
Cuando se deshidrata, el cuerpo aumenta la producción de cortisol, una hormona del estrés, y se activan procesos fisiológicos similares a los que ocurren en situaciones de peligro o estrés. La sensación de tener la boca seca es uno de los síntomas de la ansiedad, y beber agua en ese momento puede ser una herramienta útil para reducir los niveles de intranquilidad.
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