A Brenda, Morena y Lara las asesinaron de una forma muy cruel. Aplicando una violencia que difícilmente se encuentre en otro mundo sino es en las bandas narcocriminales, y que se replica en cada caso donde la droga, los negocios y, principalmente, las mujeres están involucradas. Como el asesinato de Susana Mena en el barrio Gráfico de Rosario.
El asesinato en Rosario que se asemeja al triple femicidio de Florencio Varela
Susana Mena tenía 27 años cuando sus jefes llevaron a cabo un asesinato brutal en barrio Gráfico, que fue grabado y difundido al igual que el de las tres chicas

Celina Mutti Lovera / La Capital
Un mural de San La Muerte es la postal del femicidio de Susana Mena en barrio Gráfico de Rosario
"Le robaron a los narcos”, “se metieron con pesados”, “es lo que sucede cuando la afanas a un narcotraficante” y decenas de intentos de explicaciones que se vociferan en torno al triple femicidio de Brenda, Morena y Lara, las tres jóvenes de Florencio Varela que fueron encontradas descuartizadas el miércoles por la mañana. Mismos argumentos que se escucharon relacionados a Mena, que en el verano de 2024 fue asesinada por sus propios jefes. En ambos casos, el crimen fue filmado y difundido.
Susana Haydée Mena tenía 27 años, tres hijos y una vida rota en barrio Gráfico en la periferia de la zona oeste. A sus hijos, de 2 a 10 años, los cuidaba de sol a sombra y como evidencia está el carné de vacunación completo. Cuando no estaba limpiando casas o cirujeando para sustentar a su familia, era soldadita en un búnker de Magaldi al 8000 y el último eslabón de una banda que partía desde la cárcel.
Mena fue acusada, dentro de la organización, como ladrona, primero fue una balanza, luego mercadería, droga. La increparon porque consumía cocaína que era para vender. Todo esto fue la antesala del crimen. Lucas Uriel Saban y Nahuel Romero ataron los pies de Mena, la golpearon y la estrangularon con un cable un 11 de enero de 2024. Además, filmaron el hecho y lo difundieron. Quisieron dejar un mensaje claro y violento, al igual que la banda narco que orquestó el triple femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez.
Un día después la policía encontró su cuerpo dentro de una bolsa de arpillera. Para el fiscal Alejandro Ferlazzo, el crimen ocurrió en un contexto de violencia de género dentro de una organización criminal violenta y controlada por varones. Susana se encontraba ante ellos “sin ningún tipo de decisión y supeditada a la amenaza permanente. La forma en la que es descartada permite asegurar que fue elegida por su condición de mujer”, indicó al encuadrar el caso como femicidio.
Según la investigación, Saban actuaba a órdenes del preso Jonatan “Gordo” Brezik. Se trata de un hermano de crianza del líder de Los Monos, Máximo Ariel “Guille” Cantero condenado por narcotráfico y detenido en la cárcel de Resistencia, Chaco.
Madre de tres
"Era una buena madre, los chicos siempre iban con ella. Los llevaba al dispensario y los vacunaba, los hacía ver por el médico", la recordaron ante este diario sus vecinos, que a veces ayudaban con ropa o comida a esta chica "flaquita, morochita" y tan menuda que "parecía una nena de 15 años".
La muerte de Susana no sólo fue parte de una sórdida trama en un sector del barrio de profunda vulnerabilidad social conocido como Fantasma, situado a 500 metros de la cancha de hockey del Jockey Club, sino que parece haber seguido el mismo patrón que el de otras mujeres asesinadas en contexto narco: jóvenes, consumidoras, violentadas y amenazadas, la mayoría con hijos a cargo. Susana era amiga de Marilina Villalba, una vendedora de drogas que está desaparecida desde noviembre de 2023. Meses antes había sobrevivido a un ataque y se sospecha que fue asesinada por la misma banda.
Susana no solía hablar sobre sus actividades, pero en su entorno sabían que vivía amenazada. “Era otra persona cuando consumía”, contaron. Creen que vendía droga porque no tenía plata para comprarla. A veces desaparecía de un día para el otro o se iba de noche sin anunciar su regreso: “Ella trabajaba para ellos. Era una soldadita”.
La banda de Brezik
El fiscal Ferlazzo imputó a Saban como autor de un asesinato triplemente agravado por la violencia de género, el ensañamiento y la alevosía, lo que prevé pena perpetua. También fue acusado por un ataque a golpes que había sufrido la chica tres meses antes. El juez Hernán Posta ordenó su arresto preventivo por dos años, aunque el joven ya estaba preso desde enero del año pasado por balear un comercio con fines extorsivos. A los tres meses fue acusado como coautor del doble crimen de Francisco Clementino “Negro” García y Carina Soledad Ferreyra, ambos de 23 años.
“Este pibito Lucas (Saban) no era del barrio, apareció un día y después se fue agrandando, agarrando poder. La policía nunca los va a agarrar a ellos, arreglan siempre con la 22ª”. De esa manera describieron los vecinos de barrio Gráfico al ahora acusado, un muchacho “morochito y flaco que andaba en un Renault 9 bordó”. Según la investigación, actuaba a órdenes del preso Jonatan “Gordo” Brezik.
En noviembre pasado Brezik fue imputado por dirigir una organización de venta de drogas en barrio Gráfico junto a otras cinco personas. Entre ellas Nahuel Romero, el otro acusado por el crimen de Mena. “Toda la gente del barrio anda diciendo que fue él quien la mató”, lo apuntaron a Romero testigos que ese día lo vieron transportar una bolsa como la usada para esconder el cuerpo.
El día del femicidio
Había días que Susana Mena desaparecía de su casa. La banda narco la captaba y la hacía trabajar en el búnker. “Decía que a eso no lo podía dejar porque la habían amenazado con los chicos y si dejaba de trabajar les iba a pasar algo”, contaron sus conocidos. Otro testimonio apuntó que “ella vendía con un tal Gordo Nahuel. Los comentarios son que el Gordo Nahuel la mató a Susana. Lucas andaba caminando por ahí controlando todo, enfierrado. Todos los del barrio venden para Lucas. Nadie mueve un dedo si no lo ordena Lucas o el Jony que está en el Chaco”.
Durante tres meses Mena vivió bajo amenaza. Hasta llegaron a golpearla y herirla gravemente, pero pudo escapar. En el centro de salud del barrio contó la verdad, pero a la policía le mintió y no radicó denuncia. Dos días antes del crimen esquivó las balas que buscaban matarla y se escondió en la casa de un familiar.
La mañana del miércoles 10 de enero de 2024 Susana dejó a sus tres hijos de 2 a 10 años al cuidado de un familiar. Dijo que necesitaba hacer unas changas de limpieza. A la hora volvió y se llevó a los chicos para bañarlos. Los regresó al mediodía. La vieron entrar a una casa usurpada de Benteveo y Magaldi de donde no volvió a salir. Al día siguiente la encontraron allí sin vida. La casa estaba registrada en una investigación del fiscal federal Matías Scilabra como un domicilio ligado a una banda de venta de drogas en los barrios Gráfico y La Chanchería.
"La mataron porque tomaba mucha cocaína y robó mercadería donde ellos la tenían escondida”, contó un testigo reservado que describió la filmación del crimen: “Había un video circulando de cómo mataron a Susana. Nunca lo tuve, pero lo vi. Nahuel le pegaba a Susana y Lucas filmaba". Otra persona mencionó un video "donde está todo grabado. Le estaban cortando la nariz a una mujer con un alicate y le decían «vas a pagar, vas a seguir tomando sin pagar”. Le cortaban la nariz y ella sangraba”.
A la chica la encontraron muerta de manera casual policías que pasaron frente a la casa usurpada y advirtieron que Romero, al verlos, se iba corriendo por la parte trasera de la vivienda. A metros del cartel de San La Muerte al que el cuerpo de Susana pareció ser rendido como una ofrenda.
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