El Museo Provincial de Bellas Artes, Rosa Galisteo de Rodríguez, invita a la inauguración de la Muestra de Fotografías de Raúl Cottone, titulada “Hombres de Fuego” que se realizará el jueves 19 de marzo, a las 20, en 4 de Enero 1510, Santa Fe.Es de destacar que esta serie de fotografías fueron expuestas en el Museo Internacional de Cerámica de Faenza, Italia; en el marco de la exposición “Humano” de la artista Ana Hillar, ganadora de la bienal mundial de dicha disciplina.
Entre los cuerpos y el barro

“Hombres de Fuego”, muestra curada por Ana Hillar, tiene la colaboración de Stella Arber con los textos, Carlos Vega con retoques y un grupo de artistas encabezados por Vanina Pertovt, como modelos. La muestra podrá ser visitada hasta el mes de mayo.
Herederos de la tierraDice Stella Arber: “Hace unos años y como parte de una performance de la ceramista Ana Hillar, Raúl Cottone sacó estas fotos que integran la serie “Incapaces de dormir, pero soñando sin cesar”.
Impactan las imágenes de los cuerpos desnudos contenidos y despedidos a la vez por la tierra, condenados en un devenir indisoluble entre el hombre y la madre naturaleza. Lo simbólico se impone inmediatamente y surge ese punto clave que equilibra el nacimiento y la muerte sin orden de prioridad y sin desmesura alguna, brindando una naturalidad absoluta en ese dualismo orgánico ancestral.
Fundidos en un acuerdo reiterado desde tiempos inmemoriales donde se produce una y otra vez la gran sentencia de la vida, o de la muerte. Decodificar de qué momento se trata, pondrá al espectador a dilucidarlo.
Aparece en todo momento y en cada imagen el rumor original de la tierra despidiendo o abrazando estos cuerpos en el evento biológico que se apropia desde adentro de la experiencia humana. Como dueños de la tierra que habitan, constituyen las entrañas del interior profundo, en su carga corpórea, desde el privilegio de la visibilidad de la forma humana se sitúan en convivencia con la mutante membrana de barro que los transforma.
Los cuerpos transmiten una brutal potencia y determinan una carnalidad íntima, exhibida pero a la vez velada por esa otra piel compuesta de lodo.
En los 70 Ana Mendieta recreó esos rituales a través de performances de “contornos vaciados” en la tierra, huellas finales en el territorio del camposanto. Cottone homenajea estas acciones, con un material fotográfico que testimonia los “restos”, transmitiendo desde su exploración el reclamo de ser parte y herederos de la naturaleza. Todo el corpus de obras es un relato simbólico de lo humano mostrando las arcaicas figuras y dejando una vez más al hombre en su aspecto más visceral y al desnudo.