A 11 días del cierre del año, Unión sigue sin resolver una de las cuestiones más sensibles de su estructura deportiva: la designación de un secretario deportivo o manager. En un contexto donde, a partir de 2026, todos los clubes de la Liga Profesional —e incluso los de la Primera Nacional— estarán obligados a contar con una figura de este calibre.
Unión y una deuda estructural: acertar con la figura de un manager afín al proyecto deportivo
Unión sigue sin definir quién será el nuevo director deportivo, con una búsqueda donde aparecen nombres con pasado en el club.
Por Ovación
Prensa Unión
Spahn, al frente de la búsqueda del director deportivo en Unión
Desde el club se informa que el presidente Luis Spahn continúa en la búsqueda de la alternativa que considere más adecuada. Sin embargo, el paso del tiempo y la ausencia de definiciones exponen algo más que una demora coyuntural.
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La sensación es que en Unión todavía no hay una idea clara sobre qué tipo de manager se necesita ni para qué proyecto, en un momento clave donde el mercado de pases permanece virtualmente paralizado.
La experiencia reciente respalda esa lectura. A comienzos de 2023, tras una tarea ampliamente valorada de Roberto Battión como director deportivo, la conducción del club optó por priorizar los intereses del entonces entrenador Gustavo Munúa por encima de los del propio Battión, quien terminó dejando su cargo.
Aquella decisión no solo truncó un proceso incipiente, sino que dejó en evidencia una concepción distorsionada del puesto: lejos de ser la máxima autoridad futbolística, el manager quedó supeditado al entrenador de turno.
Antes, la función había sido ocupada por Martín Zuccarelli, cuya salida terminó derivando en su desembarco en la estructura de Christian Bragarnik. En ambos casos, Unión no logró consolidar una figura fuerte, con respaldo político y autonomía real, capaz de sentar las bases de un proyecto deportivo sostenido en el tiempo.
Cómo entender la figura del secretario técnico
La figura del secretario deportivo no admite ambigüedades. Se trata del responsable de planificar, organizar y supervisar la estrategia futbolística integral del club: detección de talento, mercado de pases, presupuesto, vínculo con el cuerpo técnico, desarrollo de inferiores y comunicación interna. Es el nexo entre la dirigencia y el día a día del fútbol profesional, el encargado de defender los intereses institucionales y de garantizar una visión a largo plazo con ejecución concreta.
Sin embargo, en el mundo Unión hoy se menciona la posibilidad de avanzar por un perfil “afín” a Leonardo Madelón, e incluso más decorativo que operativo. El propio estilo del entrenador, históricamente activo en la solicitud de refuerzos y en las negociaciones, suele chocar con el rol clásico de un director deportivo fuerte, con poder de decisión y mirada global. La búsqueda de alguien que “cubra el cargo” antes que lo ejerza en plenitud parece volver a escena.
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Desde hace tiempo circulan nombres como los de Mauro Cetto o Sebastián Peratta, perfiles más alineados con lo que exige el puesto y con experiencia concreta en gestión deportiva. No obstante, en las últimas semanas comenzaron a surgir alternativas vinculadas a exjugadores, con pasado reciente como futbolistas y con conocimiento directo de la metodología de Madelón. Opciones que, más que responder a un proyecto serio y estructurado, parecen pensadas para acomodarse a una lógica ya conocida.
Lo concreto es que Unión vuelve a llegar a una instancia clave sin resolver una pieza central de su organigrama. Con el calendario encima, el mercado detenido y la obligación reglamentaria cada vez más cerca, la indefinición ya no es solo una demora: es la confirmación de que el club todavía no logra dar la tecla ni comprender, en profundidad, qué significa y para qué sirve la figura del manager. Una deuda estructural que, una vez más, condiciona el futuro.















