El ejército ruso redobló este domingo el asalto de la ciudad de Mariúpol, con el claro objetivo de tomarla luego de casi cuatro semanas de asedio. Este domingo bombardeó una escuela de arte donde se refugiaban unas 400 personas, mientras está forzando la salida de la ciudad de civiles, a los que deporta hacia Rusia contra su voluntad. La ciudad es bombardeada asimismo desde el mar por la Armada rusa. Al menos el 80% de las viviendas y la infraestructura de Mariúpol ha sido destruida desde el inicio de la guerra. Su cercanía a la zona oriental de Ucrania controlada por las milicias que dirige Rusia desde 2014 la hizo muy vulnerable a los bombardeos rusos desde el mismo inicio de la invasión, el 24 de febrero. El presidente Volodimir Zelensky declaró que el crimen de guerra que perpetra Rusia en Mariúpol será recordado durante siglos.
Rusia lanza el asalto final a Mariúpol, que ya está reducida a escombros

Sobre las deportaciones a punta de fusil de civiles sacados de sus casas, las autoridades locales comentaron: "Lo que los ocupantes rusos están haciendo hoy resulta familiar para las generaciones mayores, que vieron los horribles acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis capturaron a la gente por la fuerza", dijo el alcalde de Mariúpol, Vadym Boychenko. "Es difícil imaginar que en el siglo XXI la gente sea deportada por la fuerza a otro país".
Hasta 4.500 personas han sido sacadas de Mariúpol por la fuerza a través de la frontera rusa, denunció Pyotr Andryuschenko, asesor del alcalde de Mariúpol a The New York Times. Funcionarios de Moscú no respondieron a estas denuncias. Antes alegaron que miles de ucranianos habrían "expresado su deseo de escapar" a Rusia, una afirmación muy difícil de creer.
Residentes de Mariúpol recientemente evacuados a The New York Times que habían estado en contacto con personas que fueron apresadas por soldados rusos en sótanos y llevadas al otro lado de la frontera contra su voluntad. Eduard Zarubin, un médico de Mariúpol, dijo que había estado en contacto con tres familias que habían sido llevadas por la fuerza a Taganrog, una ciudad costera rusa. Andryuschenko agregó que creía que muchas de las personas que se habían refugiado en el complejo deportivo TerraSport, en el centro de la ciudad, también habían sido llevadas a Rusia.
La situación en Mariúpol, que desde hace semanas carece de alimentos, agua, electricidad y gas, se ha deteriorado drásticamente, con informes de que las fuerzas rusas ya tienen en su poder tres barrios de la ciudad. El domingo por la mañana, el batallón Azov, una de las unidades ucranianas encargadas de la defensa de la ciudad, dijo que cuatro buques rusos habían bombardeado la ciudad desde el mar. "Después de la aviación, la artillería, los diversos sistemas y los tanques, los ocupantes rusos están destruyendo la ciudad con las armas pesadas de los buques de guerra", dijo el batallón Azov en Telegram.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, condenó la matanza en Mariúpol, donde los trabajadores seguían luchando por salvar a la gente en el céntrico Teatro Dramático, donde se calcula que unas 1.300 personas buscaban refugio del bombardeo constante cuando fue atacado el jueves. Mientras se desvanecía la esperanza de encontrar supervivientes allí, los equipos de rescate se apresuraban a llegar al lugar de otro brutal asalto este domingo, después de que una bomba impactara la escuela de arte de Mariúpol donde se escondían unos 400 residentes. Se desconoce el número de víctimas.
Casi 40.000 personas han huido de la ciudad en la última semana, según las autoridades locales. Eso es casi el 10% de sus 430.000 habitantes antes de la invasión rusa. El consejo municipal indicó que 39.426 personas habían evacuado Mariúpol de forma segura en sus propios vehículos. Los evacuados utilizaron más de 8.000 vehículos para salir por un corredor humanitario a Zaporiyia. Esta evacuación es dirigida por autoridades ucranianas y se dirige hacia ciudades ucranianas relativamente más seguras, como Zaporiyia.
Mariúpol se ha convertido en un símbolo del horror de la invasión rusa en Ucrania. Las autoridades locales dicen que el asedio ha cortado los suministros de agua, alimentos y energía y matado al menos 2.300 personas, muchas de las cuales tuvieron que ser sepultadas en fosas comunes. Pero este número es meramente estimativo y no tiene en cuenta, por ejemplo, los 1.300 refugiados que se hallaban en el destruido Teatro Dramático, ni los 400 de la escuela de arte destruida este domingo.
"La sitiada Mariúpol pasará a la historia de la responsabilidad por los crímenes de guerra", dijo Zelensky en un discurso a la nación. "El terror que los ocupantes perpetraron en esta pacífica ciudad será recordado durante siglos. Y cuanto más lo cuenten los ucranianos al mundo, más apoyo encontraremos. Cuanto más utilice Rusia el terror contra Ucrania, peores serán las consecuencias para ella".
Ofensiva estancada
Con la ofensiva rusa sobre las principales ciudades ucranianas estancada hace semanas, y las imágenes por satélite mostrando a los soldados rusos atrincherados en posiciones defensivas en torno a Kiev, la conquista a sangre y fuego de Mariúpol es la única victoria a la vista para el presidente Vladimir Putin.
La guerra en gran parte de Ucrania ha llegado a un punto muerto después de más de tres semanas de combates, con Rusia obteniendo sólo ganancias marginales y atacando cada vez más a los civiles, dijeron analistas y funcionarios estadounidenses. Rusia está utilizando misiles de largo alcance con efectos devastadores, aunque su avance terrestre sobre objetivos clave sigue estancado. Este domingo, Rusia dijo que había usado misiles avanzados de largo alcance para atacar tres instalaciones militares en diferentes partes de Ucrania. Pero sobre el terreno, el ejército ruso no logró avances esta semana, salvo en lo referido a la devastada Mariúpol. La caída de Mariúpol permitiría a las fuerzas rusas en el sur y el este de Ucrania unirse. Pero analistas militares dicen que incluso si cae la ciudad, las tropas rusas están demasiado agotadas como para asegurar avances rusos en otros frentes.
A más de tres semanas de comenzar la invasión, gobiernos y analistas occidentales ven que el conflicto se está convirtiendo en una guerra de desgaste, con las fuerzas rusas empantanadas, lanzando misiles de largo alcance contra ciudades y bases militares mientras las fuerzas ucranianas llevan a cabo ataques relámpago y buscan cortar las líneas rusas de suministro.