PensarLab, el laboratorio de investigación de la Fundación Pensar, presentó una edición especial de su serie Pensar Social, titulada “Esperando la Carroza: la «clase media Mafalda» se diluye”. El informe analiza cómo la clase media argentina, históricamente emblema de cohesión y movilidad social, atraviesa un proceso de transformación profunda, en un contexto de incertidumbre económica y cambio cultural acelerado.
Un informe de la Fundación Pensar desnuda la resiliencia de la clase media y su transformación
La clase media se achica y seis de cada 10 argentinos solo “subsiste”. Un informe de la Fundación Pensar revela la caída del consumo y la crisis del progreso
La clase media argentina, objeto del nuevo estudio de la Fundación Pensar
El estudio describe a una clase media que, aunque conserva su capacidad de resiliencia, enfrenta una erosión sostenida de su poder adquisitivo y de su confianza en el futuro. Más de la mitad de los argentinos (55%) cree que la clase media se está achicando, y seis de cada 10 afirman que su trabajo solo les permite “subsistir, pero no progresar”. Aun así, el trabajo, la educación y la estabilidad familiar continúan siendo los pilares que sostienen su identidad, más allá de los ingresos y las condiciones materiales.
Del "consumidor aspiracional" al "consumidor sacrificial"
El informe destaca cómo el consumo, históricamente asociado al bienestar y a la idea de progreso, se volvió hoy un espacio de tensión y sacrificio. Según los datos, 63% de los argentinos tuvieron que resignar consumos o actividades habituales, priorizando gastos esenciales como la educación y la salud. El fenómeno del “consumidor sacrificial” sustituye así al del “consumidor aspiracional”, marcando un cambio de época.
El consumo pasó de ser un acto de disfrute e ilusión a uno de resistencia y esfuerzo sin premio.
Durante 2024 se consolidó lo que el estudio denomina el "consumidor estoico". Este perfil ya no busca "comprar mucho y apurado", sino que adopta un estilo de compra más asertivo, reflexivo y selectivo. El objetivo es "comprar bien" y encontrar un equilibrio fino entre el deseo y la posibilidad económica.
“La clase media fue históricamente el corazón del imaginario nacional. Hoy vive un proceso de mutación: sigue siendo aspiracional, pero sufre la pérdida de seguridad y previsibilidad que la definían”, explicó Guillermo Oliveto, fundador de Consultora W. También señaló que “El consumo se volvió un espejo de la fragilidad: de disfrutar a resistir, de la ilusión al esfuerzo sin premio.”
Por su parte, Mora Jozami, directora de Casa Tres, reflexiona sobre la dimensión cultural de este cambio y señala que “la clase media argentina se define menos por su ingreso y más por su modo de vida, por los valores del esfuerzo, la estabilidad y la aspiración de una vida digna. Aun en la adversidad, persiste la búsqueda de ese «buen vivir» que sostiene su identidad colectiva”.
Educación y progreso, un pacto en crisis
En el plano educativo, el informe incluye la editorial “Educación y clase media: hacer de la identidad argentina una propuesta política” de Sergio Siciliano, legislador de la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura porteña. Siciliano advierte sobre el debilitamiento del pacto social entre estudio y progreso: “La educación fue siempre la promesa de la clase media: la manera de estar un poco mejor, de vivir con dignidad. Hoy ese pacto está en crisis. Recuperar el sentido de la educación como motor de movilidad social es también una forma de defender la cohesión, la dignidad y la esperanza”.
El documento también pone el foco en la pérdida de movilidad ascendente y en el sentimiento de retroceso generacional: 41% de los argentinos considera que vive peor que sus padres, y solo uno de cada cuatro cree haber mejorado.
A pesar de ello el estudio muestra que la clase media argentina resiste y se reinventa, defendiendo sus símbolos de pertenencia –la educación, el trabajo y la vivienda– como últimos bastiones de identidad colectiva.
“Los argentinos estamos esperando la carroza –sintetiza el informe: que el mito fundante de nuestra nación vuelva a ser realidad, con la educación y el trabajo como pilares de movilidad ascendente”.
La "clase media Mafalda": el punto de partida
El informe utiliza la figura de Mafalda para caracterizar a la clase media argentina de las décadas 60 y 70. Esta clase se define no por ser adinerada, sino por tener recursos suficientes para vivir y por una identidad aspiracional. El estudio destaca que, a diferencia de la visión tradicional que la ve homogénea, la clase media siempre ha sido heterogénea, con divisiones internas (como el contraste que Mafalda marca entre su "nueva generación tecnificada" y la "vieja generación desprestigiada" de su padre).
Mutación y pérdida de previsibilidad
El estudio concluye que la clase media actual está viviendo un profundo proceso de mutación. Aunque sigue siendo aspiracional, sufre la pérdida de dos pilares que la definían históricamente: la seguridad y la previsibilidad.
A pesar de las décadas de alta inflación y estancamiento económico, la clase media ha demostrado una "gran capacidad de resiliencia" para mantenerse a flote, adaptándose constantemente a los nuevos desafíos económicos.















