La poesía es una de las expresiones artísticas más antiguas de la humanidad. A través de los versos, los poetas transmiten emociones, pensamientos y relatos que marcan la historia cultural de los pueblos. Desde las epopeyas más antiguas hasta las composiciones contemporáneas, la poesía es un puente entre generaciones, un refugio en tiempos de crisis y una celebración de la belleza del lenguaje.
Día Mundial de la Poesía: ¿por qué se celebra hoy 21 de marzo?
La poesía es un vehículo de transmisión cultural. Argentina, con su vasta tradición literaria, fue cuna de poetas que dejaron huella en la literatura universal

Hoy es el Día Mundial de la Poesía
Argentina, con su vasta tradición literaria, fue cuna de grandes poetas que dejaron huella en la literatura universal. Entre ellos, destacan Jorge Luis Borges, quien fusionó la poesía con la filosofía y la metafísica; Alfonsina Storni, precursora del feminismo en la literatura; Juan Gelman, reconocido por su compromiso social y político; Olga Orozco, con su estilo surrealista y evocador; y Leopoldo Lugones, fundamental en la evolución de la poesía modernista en el país.
Por qué se celebra el 21 de marzo el Día Mundial de la Poesía
El Día Mundial de la Poesía se celebra cada 21 de marzo desde 1999, cuando la Unesco lo proclamó con el objetivo de promover la poesía como una forma de expresión cultural, fomentar la diversidad lingüística y apoyar a los movimientos poéticos en todo el mundo. La elección de esta fecha coincide con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, un símbolo de renovación, crecimiento y creatividad.
Según la Unesco, esta conmemoración busca reivindicar la poesía como una herramienta valiosa para la transmisión de valores, la preservación de las lenguas en peligro de extinción y el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos. Además, se pretende aumentar la visibilidad de la poesía en los medios de comunicación y promover su integración con otras disciplinas artísticas como la música, el teatro y la danza.
Cuál es el origen de la poesía
La poesía tiene sus raíces en las primeras formas de comunicación de la humanidad. En las primeras civilizaciones, la palabra hablada era clave para contar historias, preservar mitos y transmitir conocimientos espirituales. La poesía no solo servía para expresar sentimientos, sino que también cumplía una función educativa y de memoria, ayudando a las sociedades a recordar hechos históricos y tradiciones. A través de la poesía, los pueblos preservaban su identidad cultural y su visión del mundo.
Uno de los ejemplos más antiguos de poesía escrita es El Poema de Gilgamesh, que data de más de 4.000 años y proviene de la antigua Sumeria. Este poema épico narra las aventuras del rey Gilgamesh y su búsqueda de la inmortalidad. Además, aborda temas universales como la muerte y el duelo, y su forma original probablemente fue oral, recitada y cantada. La obra fue preservada en tablillas de arcilla, lo que permitió que llegara hasta nosotros como uno de los textos más antiguos de la humanidad.
Otro poema antiguo relevante es el Enuma Elish, escrito en Babilonia, que describe la creación del mundo a través de mitos y simbolismos religiosos. Al igual que el Poema de Gilgamesh, el Enuma Elish utilizaba la poesía para explicar los orígenes del universo y la humanidad, reflejando las creencias religiosas de la época. Ambos textos no solo fueron relatos épicos, sino también vehículos de aprendizaje y transmisión cultural.
En la Antigua Grecia, la poesía se transformó con Homero, cuyas obras La Ilíada y La Odisea se convirtieron en pilares de la literatura épica. Estas epopeyas narran las grandes gestas heroicas y mitológicas, y fueron destinadas a ser recitadas oralmente, lo que subraya la importancia de la poesía como acto performativo. En paralelo, la poesía lírica floreció con figuras como Safo y Píndaro, quienes crearon versos más personales, centrados en las emociones y la belleza, acompañados de música, principalmente con la lira.
Cuando una poesía se hace canción
Antonio Machado: “Caminante, no hay camino”
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.