El Gran Premio de Azerbaiyán volvió a dejarle un sabor amargo a Franco Colapinto. El argentino, que había arrancado desde la 16ª posición y venía cumpliendo una carrera en ascenso, vio arruinada toda chance de destacarse tras un choque con Alexander Albon. El piloto tailandés, que fue sancionado por los comisarios, lo tocó en plena curva y obligó al monoplaza de Alpine a trompear, con daños irreparables en el ritmo de competencia.
La fuerte sanción a Albon que no alcanzó a compensar a Colapinto
El toque de Albon arruinó la carrera de Colapinto, que terminó 19° en el GP de Azerbaiyán. Aunque hubo penalización, el daño ya estaba hecho: la escudería francesa se quedó sin puntos y Franco sin la chance de mostrarse.

El incidente ocurrió en la vuelta 17, cuando Albon intentó un sobrepaso arriesgado en un sector donde las maniobras son prácticamente imposibles. El pilarense transitaba la curva con normalidad cuando recibió el toque trasero que lo desestabilizó. Si bien pudo reincorporarse, el auto quedó comprometido: alerón dañado, suspensión resentida y un déficit de hasta siete décimas por vuelta lo relegaron al 19° puesto final, muy lejos de la zona de puntos.
La visión de los jueces deportivos contra Albon
Los jueces deportivos fueron claros: Albon no tenía espacio suficiente y fue considerado completamente responsable de la colisión. La sanción incluyó diez segundos de recargo y dos puntos en la superlicencia. Sin embargo, para Alpine y para Colapinto, el castigo no compensó lo perdido: la escudería francesa necesitaba comprobar la eficacia de las últimas actualizaciones del A525 y terminó sin referencias útiles; el piloto argentino, en tanto, perdió una oportunidad clave de mostrarse competitivo en la lucha interna que sostiene con Paul Aron por un asiento en 2026.
El propio Colapinto no ocultó su bronca: “No es una curva para adelantar”, sentenció tras la carrera, mientras que Albon reconoció su error y pidió disculpas. En paralelo, las redes sociales explotaron con mensajes de apoyo al argentino y fuertes críticas hacia la maniobra del tailandés.
El balance es contundente: Alpine se fue de Bakú con las manos vacías y Colapinto con una herida deportiva y anímica. La Fórmula 1 no perdona y cada ocasión desperdiciada pesa como una mochila. Para el joven de Pilar, la presión por demostrar se multiplica, porque en la máxima categoría cada fin de semana puede ser decisivo para el futuro.