Claudio Perusini es un profesor de Filosofía santafesino de 64 años, que en su juventud se radicó en Río Gallegos (Santa Cruz) con su esposa María Laura. Juntos tuvieron dos hijos, Juan e Ignacio, que volvieron a Santa Fe para estudiar sus carreras universitarias. En una de las visitas de Perusini y su esposa a su Santa Fe natal, para compartir unas vacaciones junto a sus hijos en julio del 2017, su vida dio un vuelco inesperado cuando sufrió un accidente cerebrovascular.
Claudio, el santafesino protagonista de la historia que hizo santa a Mama Antula: "Hay milagros todos los días"
Por Rubén Sánchez
"Me acuerdo muy poco. La verdad es que en el momento no me di cuenta", confesó en diálogo con UNO Santa Fe. El docente fue trasladado de urgencia al Hospital Cullen, y su esposa recuerda vívidamente el momento. "A la media hora una enfermera me da la alianza y me dice preparate que esto va a ser largo, tanto si vive como si muere. Nos permitieron pasar para despedirnos a la sala de cardiología, pero ya no era Claudio, el no estaba allí", relató María Laura. La única chance de que siguiera con vida, según apuntaron los médicos, era en estado vegetativo.
La lamentable noticia corrió rápidamente entre los allegados a la familia, y también a los oídos de monseñor Ernesto Giobando, quien se desempeña como Obispo en Buenos Aires y había sido compañero de primaria de Claudio. Giobando viajó hacia Santa Fe para apoyar a la familia y encomendarse en oración para ayudar a su amigo. Luego de horas de rezo en la cama de Claudio, reunió a la madre, esposa e hijos. "¿Conocen a Mama Antula?, hay mucha gente que le está rezando, vamos a pedirle que interceda ante Dios por Claudio", les dijo.
María Laura cuenta que no conocía a la por entonces beata, pero a raíz del pedido de Monseñor Giobando comenzó a interiorizarse en la vida de la laica santiagueña que en el siglo XVIII abandonó su Villa Silípica natal a pie, predicando el mensaje de los Jesuitas. "Se convirtió en mi compañera. Mañana, tarde, y noche le pedía que Claudio no muriera", contó María Laura.
Antes de volver a Buenos Aires, monseñor Giobando dejó en la mesita de luz de Claudio una estampita con la figura de quien será la primera santa argentina de la historia. Lo curioso es que al otro día la estampita desapareció. Ante la desesperación de María Laura, enfermeros y médicos la buscaron "por todos lados", pero la figura no apareció hasta que, una semana después, fue trasladado a terapia intermedia debido a que sus signos vitales mejoraron. "Por donde anduvo la estampita no lo sabemos, pero desde allí la conservamos", indicó la esposa de Claudio.
La canonización
"A mi me parecía que todo lo que pasaba era natural. Tenemos sobrinos médicos que se sorprendían y decían 'esto no puede ser', y otros manifestaban abiertamente que esto era un milagro", recordó Claudio a UNO Santa Fe.
En febrero del 2018 monseñor Giobando le propuso a la familia presentar el hecho ante el Vaticano para la canonización de Mama Antula. A partir de allí, Claudio y María Laura recolectaron la historia clínica de lo ocurrido, estudios médicos, testimonios y testigos. El proceso concluyó más de cinco años después, la semana pasada, con la noticia de que finalmente Mama Antula será declarada Santa por el vaticano.
"Se ha metido en nuestra vida. Despierta admiración por su historia y su vida. Lo primero que aprendí a leer nuevamente fue una historia de Mama Antula, aunque tardaba más de dos horas en leer una hoja", rememoró Claudio.
"Yo creo que milagros hay todos los días, a cada rato. La única diferencia fue que este lo registramos. Y yo no soy el protagonista, la protagonista es ella", subrayó.
Villa Silípica
El año pasado, Claudio y María Laura emprendieron un viaje de vacaciones junto a familiares por el noroeste del país. A la hora de regresar, decidieron visitar Villa Silípica, lugar oriundo de Mama Antula en el siglo XVIII.
"Hay bichos, tierra, espinas, es difícil hasta ir en camioneta, y ella lo hizo caminando hace trescientos años", destacó Claudio.
"Estábamos de turistas. Lo quisimos hacer en silencio, sin decir nada. Nos recibió un guía turístico, nos contó la historia que ya conocíamos pero no dijimos nada. Sólo nos llamaba el silencio, y agradecer. Ella y su historia te supera", enfatizó el matrimonio.
La historia de Mama Antula la describe utilizando como un bastón un palo de quebracho al cual le dio forma de cruz. Cuando la expedición de Claudio por Villa Silípica finalizaba, encontró una rama de este árbol de poco más de un metro y la llevó a su casa de barrio Guadalupe. Hoy la utiliza para ayudarse a caminar y recorrer el patio de su casa, que disfruta junto a su familia contra todo pronóstico médico. Pero la ciencia no contemplaba la fe de su familia en Mama Antula, la primera santa argentina de la historia.