Los comedores comunitarios de Santa Fe no escapan a la dura realidad económica que sufre el país. Al creciente aumento de la demanda, se le suma el gran problema que desde mediados del 2023 reciben la misma cantidad de dinero por parte del gobierno provincial en concepto de subsidios, en medio de una inflación galopante.
Duro momento para el comedor comunitario de Loyola Sur: recibe $2.100 de Provincia por persona al mes

Los comedores de la ciudad viven tiempos difíciles ante la no actualización de subsidios.
Desde el comedor que funciona en la vecinal Loyola Sur dijeron a UNO Santa Fe que reciben por parte del gobierno provincial $214.000 por mes para alimentar a más de 100 personas por día. El cálculo arroja rápidamente que se trata de $2.140 por persona para comer durante el mes
Quienes manejan el comedor barrial complementan las desactualizadas partidas provinciales con subsidios nacionales, quienes pagan $320 por ración de comida. Con esos escasos números, los ocho trabajadores del establecimiento hacen lo que pueden para que las familias carenciadas tengan una vianda lo más nutritiva posible.
Liliana Benítez, presidenta de la vecinal, señaló a UNO Santa Fe que recientemente tuvieron una comunicación con el gobierno provincial donde se les informó que el monto de las partidas sería el mismo durante dos meses más.
"Es algo insólito. La gente está cerrando los comedores porque no se pueden sostener, o pasaron dar comida una vez o dos veces a la semana. Con la Federación de Vecinales fuimos a averiguar porque estaba todo muy parado. Y la respuesta fue que se iba a hacer el convenio por dos meses, pero que 'en este momento no hay presupuesto, no hay plata'", dijo a este medio.
Crisis
A la hora de llevar las riendas del comedor, Liliana contó que junto a los otros siete trabajadores y voluntarios hacen "malabares" para dar "un menú un poco satisfactorio".
"Priorizamos la comida y el pan, porque las frutas están tan costosas. Por ahí damos alguna cosa dulce una o dos veces por semana para que la gente también puedan disfrutar", contó.
Los trabajadores del comedor lo hacían de forma voluntaria hasta el año pasado, cuando lograron acceder al plan Potenciar Trabajo. "Gracias a Dios se pudo conseguir esa ayuda para la gente, para nosotros es muy importante porque nos da una gran mano. Porque se hace difícil cuando tenés que estar todos los días preguntando quién va a ir hoy a cocinar, quién va a hacer esto, qué va a hacer aquello".
Por el verano, dos de los trabajadores del comedor se ocupan de llevar a los niños del barrio a la colonia, mientras que los otros seis se quedan a cocinar con la ayuda de los voluntarios que "también esperando que en algún momento puedan recibir alguna ayuda del Estado".
En el lugar funcionan talleres de jóvenes con capacitaciones de peluquería, de costura y de panificación. También hay taller de comparsa y de gimnasia para adultos mayores. "Es una lucha diaria", describió Liliana.