Se llama Juan Pablo Sarjanovich, nació en Rosario pero se crió en Villa Cañas donde hoy trabaja en la zona rural en una pequeña explotación familiar agropecuaria. Es la cuarta generación de gringos venidos de Croacia.
El primer argentino en hacer cumbre en la 3ª montaña más alta del mundo, ¡es santafesino!
Por UNO Santa Fe

Juan Pablo cumplió su sueño el pasado 15 de mayo.

Juan Pablo fue el primer argentino en llegar a la cima del
Kangchenjung
Kangchenjung

La altura que marcaba el reloj de Juan al llegar a la cima.

Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.
Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.

Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.

Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.
Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.

Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.
Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.

Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.
Entre 40 y 45 días duró todo el proceso para llegar a la cima.

Proyecto Ochomil, la idea de Juan Pablo de lograr escalar las montañas de más de 8.000 metros de altura.
Proyecto Ochomil, la idea de Juan Pablo de lograr escalar las montañas de más de 8.000 metros de altura.

Proyecto Ochomil, la idea de Juan Pablo de lograr escalar las montañas de más de 8.000 metros de altura.

Es licenciado en Administración Agraria, voluntario activo de Cascos Blancos Argentina y también integrante del Coro Estable de la UCEL de Rosario desde hace 10 años. Y lo más importante y que destaca en cada una de sus actividades, promotor de la donación de órganos.
Desde hace seis años comenzó a planear el sueño llamado "Proyecto Ochomil" que se haría realidad el 15 de mayo de este año -a las 7.30 hora de Nepal-, hacer cumbre en la tercera montaña más alta del mundo el Kangchenjung (8658 MSNM), que forma parte de la cordillera Himalaya en el continente asiático, en la frontera entre Nepal y Sikkim y solo superada por el Everest y la K2.
En diálogo con UNO Santa Fe Juan Pablo dijo "Empecé con la actividad en las sierras de Córdoba, de chico, donde tenemos una casita familiar pero la pasión se me hace evidente en el colegio secundario con las salidas a la montaña del profesor Echeverría en la Gurruchaga, luego de a poco con los años me fui formando y fui ganando experiencia. Lo primero que subí fue el Cerro de la Cruz en Santa Rosa de Calamuchita a los 7 u 8 años con mi papá y lo sigo subiendo cada año tantísimas veces, aunque él ya no esté entre nosotros".
Las “aguas poco profundas”
Para poder llegar a la cima del Kangchenjung , cuyo significado en español es “aguas poco profundas”, se valió de una preparación de unos seis años “sentí que estaba listo para dar un salto a los Himalayas y así nació “Proyecto Ochomil”, cuya idea fue intentar subir las montañas de 8000 metros que aún no tienen cumbres argentinas- cuenta el santafesino-, y la primera fue el Manaslú, la octava más alta del mundo en 2016 y ahí mismo, a último momento decidí por el Kanchenjunga porque “sentí buena vibra y que estaba preparado”.
El hombre que lleva consigo ya cinco expediciones, manifestó que este año realizó la travesía solo “pague todos los gastos con mi trabajo, no recibí asistencia en los campos de altura de la montaña, fue un trabajo bien genuino y comprometido. Una primera vez a esta montaña no podía ser de otra manera. Además no me valí de las cuerdas fijas que se suelen poner en la montaña para todo el trabajo previo al día de cumbre”.
Pero para poder llegar a la cima el trabajo es mucho y no se está solo “hay mucha gente que me ayuda y me apoya en lo que hago aunque no se vea. En todo el trabajo previo, que lleva un año, están desde mis compañeros y familiares con los que trabajo que me apoya incondicionalmente para que yo pueda estar haciendo esto, hasta la gente con la que me entreno en mi ciudad. Para esta temporada en particular fui de norte a sur del país haciendo montaña. Trabajé mucho en la Patagonia, en el Chaltén, pero también en Salta, San Juan, Córdoba, Neuquén, Ushuaia y Mendoza, incluso en Chile donde siempre soy bien recibido, manifestó Juan Pablo quien ahora se encuentra en Tailandia y desde noviembre pasado no vuelve a casa.
Alta en el cielo
Entre 40 y 45 días duró esta última exploración en dónde todo puede pasar. “Yo en particular estoy acostumbrado a que se extiendan así que no me costó, pero hubo dos momentos prolongados y no exentos de ansiedad. Uno fue cuando estábamos llegando al campo base. La empresa que contrate para que me auxilie con la logística decidió ponernos allí en helicóptero para saltear un tramo complicado sobre el final de la aproximación a la montaña y ese trámite demoro 9 días. Me lo tome con calma, pero fue un momento tenso. El clima no se abría, pero finalmente cedió y todo salió bien. No era lo mejor para nosotros sino lo más fácil para ellos, ya estoy acostumbrado a lidiar con estas cosas, solo hay que saber adaptarse. La resiliencia es algo que aprendí allá y sigo poniendo en práctica cada vez que voy.
El segundo momento de tensión se dio cuando ya estaba listo para intentar hacer cumbre. Una vez aclimatado, luego de un proceso que me llevo otras dos semanas, tuve que esperar 11 días en el campamento base antes de comenzar a subir por cumbre. En el medio recibimos el coletazo de una tormenta tropical llamada Fani que venia del sur. Ese domingo a fines de abril nevó casi 1 metro. Fueron días duros, pero finalmente todo se acomodó”.
Pero no solo el esfuerzo físico el proceso del ascenso, sino todo tipo de sentimientos los que se cruzan por cada uno de los montañistas. “Recuerdo que a la hora de comenzar el ascenso me angustié mucho y me quise bajar, seguía andando, pero buscando una excusa en mi cabeza para volverme, pero no encontré ninguna. Ya para ese entonces no era yo el que subía, era una causa, un objetivo, éramos un montón. Nunca me pesaron las expectativas de la gente que venía siguiendo lo que estaba haciendo, pero era consciente de que no podía fallar, ni fallarles. Y fallar no era no hacer cumbre, sino “no ser digno de mis sufrimientos”. Había que ponerle el pecho y tirar para arriba y que sea la montaña la que decida.
Relate todo el ascenso hasta el momento de partir a cumbre por redes sociales y el ultimo día antes de irme para arriba se me hizo insoportable seguir escribiendo o leyendo. Sentí mucha presión por dentro por un momento. Me había arrepentido de lo que había gestado. Me acuerdo de que estaban todos eufóricos pidiendo cumbre y yo estaba a cinco días de volver al campo base con pura incertidumbre. Fue un momento tenso.
Cuando llegué a la cumbre, cinco días después, me sentí en el cielo, rodeado de nubes y cerros más bajos, la vista es preciosa, tanto de la India como de Nepal. A lo lejos se puede ver el Everest, el Lhotse y también el Makalu. Fue una cumbre memorable. El día perfecto, sin viento, aunque hacía mucho frío. Aun no siento los dedos de los pies, pero todo salió bien por suerte. Hasta me pude sacar una foto con la bandera Argentina. Una linda foto que va a quedar entre mis mejores recuerdos.
La familia y los amigos
Dejar a los que mas se quiere para hacer aquellas cosas que se convierten en una pasión no siempre es fácil para quienes emprenden ese camino como para los que quedan. “El soporte de la familia y los amigos es fundamental, aunque deben sentir cierto temor y ansiedad pero siempre han estado conmigo apoyándome. Además, el sacrificio de dejar a un lado la familia y los amigos es lo más difícil de todo esto pero también es parte del recorrido que estoy haciendo y trato de vivirlo con naturalidad. Soy un agradecido de la vida que tengo y el no tener pareja ni hijos facilita mucho las cosas, aunque debo decir que a poco de bajar un amigo me confeso que cuando me fui sintió que me estaba dando el ultimo abrazo. Yo también lo sentí así. En Nepal dicen que piensan en la muerte un poquito cada día y que cuando les llega no lo viven de manera tan trágica como en occidente, supongo que algo de eso estoy aprendiendo”.
Por otro lado, manifestó que también gana cosas en las travesías: “El intercambio cultural, el aprendizaje que me llevo en cada viaje, es lo que más me nutre y por eso lo sigo haciendo cada año. La montaña siempre es una excusa”
Un granito de arena para y por el país
Juan pablo aseguró además que con este tipo de logros alcanzados no solo son vivencias y logros personales, sino son para todos los argentinos. “Soy consciente que cada uno desde su lugar puede aportar su granito de arena para y por el país que tanto queremos. Subí sabiendo de que podía aportar mi granito y esta mañana (el viernes 24), me desperté con un mensaje del Presidente de la Nación, felicitándome por la labor. Para mí, a manera personal, el mejor cierre para esta expedición”.
Pensando en una nueva temporada
Quedan aún dos montañas de 8.000 metros sin cumbres argentinas en el mundo: la novena, el Annapurna de 8.091 metros en Nepal y la décima el Nanga Parbat de 8.125 en Pakistán. “Las dos tuvieron una o dos intentos pero sin alcanzar la cumbre, relata el santafesino quien además tiene un trabajo sobre las montañas de 8.000 metros en el mundo, y es ahí hacia donde apunta mi “Proyecto Ochomil” y ya estoy trabajando para el 2020, aún estando en Asia. No son montañas fáciles, pero ya las conozco, las estoy estudiando y tarde o temprano las voy a intentar. Y si no soy yo el que las suba al menos voy a seguir incentivando voluntades desde mi accionar, colaborando para que finalmente algún montañista argentino lo haga”.