Las amenazas de bomba fueron moneda corriente a lo largo del 2018. Así lo reflejan los 208 casos registrados por la Brigada de Explosivos de la URI. De estos el 99% estuvieron vinculados con establecimientos educativos. Ninguno arrojó resultados positivos.
En 2018 se registraron 208 amenazas de bombas falsas en la ciudad
Por Romina Elizalde
A la lista de escenarios se pueden agregar paseos comerciales, entidades gubernamentales y casas de estudios universitarias, los cuales no logran tanta trascendencia. Por otro lado, desde la Brigada de Explosivos aseguran que fuera de las amenazas también se dieron casos sospechosos en los que se encontraron paquetes abandonados en semáforos así como también un maletín.
“Lo positivo de todo esto es que no han sido elementos de peligrosidad, sino que se pudieron neutralizar”, sostiene el subcomisario Jefe de la Brigada de Explosivos dependiente de la URI, Juan Moreno, en diálogo con UNO Santa Fe.
En ese sentido, hay que destacar que al momento de calificar un hecho como peligroso se toman en cuenta dos aspectos: primero, que no se han registrado víctimas o heridos y, segundo, que al momento de detectar los artefactos estos no revisten peligrosidad.
“Los artefactos son escasos y siempre que se los encuentra son de fabricación casera. La mayoría de las amenazas son negativas. Hasta ahora en las escuelas no se encontró nada, consideramos que se trata de bromas de los estudiantes”, agregó el subcomisario Moreno.
A raíz del importante número de amenazas que se dieron, desde el Ministerio de Seguridad y del de Educación se trabajó para que los responsables reciban sanciones. “Esperamos que este año disminuyan los casos, ya que el año pasado se cumplieron con algunas sanciones en algunas escuelas, se tomaron medidas legales con los padres de los menores y esperamos que de esa manera se pueda concientizar”, sostuvo Moreno.
De los llamados recepcionados todos arrojaron resultados negativos al momento de detectar un artefacto explosivo. En el caso del Registro Civil, en donde se interceptó y detonó un dispositivo, este no contenía material explosivo.
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“Era un cilindro metálico, hueco en su interior, no tenía nada. Sólo que el lugar donde estaba, las características del artefacto se presumía que podía ser algo o contener algo en su interior”, explicó el subjefe de la Brigada, Cristian Musuruana.
El gran número de llamados y casos por amenazas de bombas que se dieron en el ámbito de la ciudad puede derivar en una naturalización sobre los mismos. Esta percepción puede generar un gran peligro. “A eso es a lo que nosotros no queremos llegar, no podemos relajarnos”, afirmó el subcomisario Moreno.
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Con el objetivo de concientizar a la sociedad se está evaluando con la Jefatura y el Ministerio de Seguridad la posibilidad de brindar charlas y capacitaciones en la escuela.
“A veces uno lo ve de afuera como una broma, una movilización importante de recursos humanos y económicos, pero lo que no se tiene en cuenta muchas veces es que en los establecimientos educativos hay personas discapacitadas, para ellos estas situaciones son un caos ya que muchas veces son los últimos en salir”, explicó el Jefe de la Brigada de Explosivos.
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Los establecimientos educativos que mayor número de llamados tuvieron en 2018 fueron: la escuela E.E.T.P Nº480 Manuel Belgrano, seguida por el Colegio Normal, el Almirante Guillermo Brown y la escuela Bustos.
Despliegue
Los operativos que responden a una amenaza de bomba significan una importante inversión tanto en personal como en recursos económicos, ya que cada llamado recepcionado al 911 es comisionado a la Brigada de Explosivos. Además intervienen personal de la policía motorizada, personal sanitario, municipal y bomberos.
Además, requiere que se hagan cortes de tránsito, evacuación del inmueble e inspección. Esos son los pasos fundamentales para descartar una potencial amenaza.
“Las evacuaciones en las escuelas son complicadas porque muchas veces no se entiende la peligrosidad y demanda un tiempo importante”, sostuvo el subcomisario.
Una vez desafectado el espacio los efectivos de la Brigada de Explosivos realizan la inspección del lugar para descartar la presencia de un artefacto explosivo.
Esta etapa puede demandar como máximo una hora de tiempo desde el instante en que se recepciona la llamada al 911.