Una creciente ola de robos y actos vandálicos que vienen afectando a la parroquia Nuestra Señora de América, ubicada en la esquina de Gorriti y Cafferata, detrás del hospital Iturraspe en pleno barrio Estanislao López. El pasado fin de semana sufrieron el robo de elementos de baño junto con rotura de puertas, ventanas e inodoros.
Una parroquia de barrio Estanislao López sufrió el segundo robo con vandalismo en los últimos tres días
Se trata de la parroquia Nuestra Señora de América, ubicada en la esquina de Gorriti y Cafferata. Rompieron inodoros, puertas y ventanas.

Instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de América vandalizada.

Instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de América vandalizada.

Instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de América vandalizada.

Instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de América vandalizada.
“Hacemos muchos beneficios para mantener esto y así lo encontramos”, lamentó Paola, colaboradora de la parroquia Nuestra Señora de América. En los últimos días, la parroquia fue blanco de múltiples hechos delictivos que han dejado a la comunidad consternada y con escasos recursos para afrontar los daños.
“Venimos de una seguidilla de robos en la parroquia”, contó Paola. El sábado pasado, los colaboradores se encontraron con una escena desoladora: “Nos habían abierto los baños, los rompieron, se llevaron una pileta y un inodoro; el otro, como no se lo pudieron llevar, lo destrozaron. Nos rompieron las puertas”.
La situación se agravó aún más en la madrugada del martes. “Nos dan aviso los vecinos de que había gente en la parroquia, por lo que llamamos al 911”, explicó. Aunque la intervención policial fue rápida, los daños ya estaban hechos: “Esta vez nos rompieron más cosas como ventanas, puertas, el aire acondicionado, ya habían preparado cosas para llevarse”.
"No tenemos dinero para los arreglos"
Además de los destrozos materiales, desde la comunidad señalaron el daño emocional y el golpe al esfuerzo: “En este momento no contamos con dinero suficiente para arreglar lo que es puertas, rejas, candados, baños”, señaló Paola, visiblemente angustiada.
La comunidad sostiene el funcionamiento de la parroquia con actividades solidarias, beneficios y el esfuerzo de sus integrantes, lo que hace que cada ataque sea aún más doloroso.
Frente a estos hechos, desde la parroquia apelan a la solidaridad de la comunidad y exigen mayor presencia policial en la zona para prevenir nuevos episodios que pongan en riesgo no sólo las instalaciones sino también el trabajo social y espiritual que se lleva adelante allí.