“Barrio Alfonso está sufriendo las consecuencias de muchos años de abandono. Yo no quiero justificar ninguna situación violenta. Pero quienes el martes pasado realizaron la pueblada, indignados por el crimen de Priscila Soria, lo hicieron porque saben que si reclaman por las vías normales, administrativas, nunca van a tener respuestas”.
Vecinos de barrio Alfonso temen "que siga la violencia si no hay control del Estado”
La frase pertenece a Antonio Retamar, el presidente de la vecinal de barrio Alfonso, ubicado al oeste de la ciudad y que nuclea a las familias santafesinas que viven entre bulevar Zavalla y la vía y calle Salta y Zazpe. Con esa declaración, Retamar intentó demostrar que los conflictos que afectan a los vecinos del barrio “no empezaron ni terminaron con el crimen de Priscila”.
“Yo tengo 58 años y viví toda mi vida en barrio Alfonso. Vivo de mi trabajo, tengo un taller y peleo todos los días para que los políticos no se olviden de los barrios más alejados de la ciudad. Después de las 19, cuando oscurece, barrio Alfonso se convierte en una boca de lobo, en tierra de nadie. No tenemos luces, el colectivo de la línea 2 deja de entrar y tampoco ingresan los remises ni los taxis. Quedamos absolutamente aislados. Tenemos cables de electricidad que cuelgan a la altura de nuestras cabezas y no tenemos veredas. Sólo la mitad del barrio cuenta con cloacas y las que están, se tapan”, enumeró Antonio. Y está convencido de que esa situación de “marginalidad” es la que ocasiona situaciones de violencia.
Quién es quién
Por otra parte, Antonio indicó que “sin la presencia del Estado en el barrio” y por cómo están de “sensibles los ánimos por el crimen de Priscila”, no descarta que se sucedan más hechos de violencia. “Es una zona donde todos los vecinos se conocen y saben quién es quién. Hoy no se puede hablar del tema prácticamente por lo difícil que fue todo lo que sucedió”, agregó.
En este sentido, Retamar elaboró un listado de cuáles serían las necesidades principales para resolver problemas puntuales para el barrio, y empatados en el primer lugar, solicitó presencia policial e iluminación.
Cuando oscurece
“No puede ser que los chicos crezcan en un barrio donde no pueden salir cuando oscurecen. Pero tampoco puede suceder que nunca haya un policía dando vuelta. La presencia del Estado en un barrio se reconoce en los patrulleros, en los uniformes de los agentes pero también en oficinas municipales, en comedores escolares, en guardería y en talleres donde les enseñen oficios a los chicos”, indicó el vecinalista.
Y pidió asistencia, tanto al gobierno provincial como a municipal para que gestionen planes y proyectos sociales. “Tenemos que darle una salida a los chicos que no sea la delincuencia. Hay que protegerlos y enseñarles que trabajando se puede salir adelante, porque así era el barrio cuando yo nací, un barrio de trabajadores”, agregó Antonio.
El domingo 29 de julio, Priscila fue baleada junto a su novio en el interior de su vivienda familiar, ubicada sobre calle Monseñor Zazpe al 4.100 de barrio Santa Lucía. En forma inmediata fue trasladada al hospital Cullen, pero el lunes a las 8.30 falleció. El martes siguiente, vecinos de la zona incendiaron cinco viviendas en busca del presunto asesino y realizaron una pueblada en reclamo de justicia.