Siempre se dice que para bancar a un técnico no es necesario la palabra, sino la acción. De poco sirve salir para expresar públicamente el respaldo si después eso que se manifiesta, no se corresponde con lo que sucede en los partidos. Por ello, el verdadero respaldo de los jugadores para sus entrenadores, únicamente se traduce en el campo de juego.
Los jugadores de Unión bancaron a Munúa donde tenían que hacerlo

José Busiemi / UNO Santa Fe
Los jugadores de Unión respaldaron a Gustavo Munúa dentro del campo de juego.
Y eso es lo que sucedió en el partido ante Estudiantes. Está claro que para Munúa era una final y un mal resultado probablemente hubiese terminado con su ciclo al frente del equipo rojiblanco. Tanto la dirigencia como los hinchas le habían bajado el pulgar el entrenador uruguayo y el clima que se advertía en la previa no era el mejor.
Sin embargo, los jugadores también consideraron que el partido ante el Pincha era una final y la salieron a jugar como tal. Quizás no mostraron un gran rendimiento, pero sí compromiso, solidaridad y mucha actitud para derrotar al Pincha y volver al triunfo luego de nueve partidos. Unión ganó de manera absolutamente justificada y lo hizo sin sufrir.
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Más allá de los defectos que viene mostando el Tate, la postura en relación al partido contra San Lorenzo, cambió de manera radical. Y esa debe ser la mayor satisfacción para Munúa, saber que ante una situación límite, sus jugadores dieron la cara por él. Se puede ganar, empatar o perder, pero la actitud no se debe negociar.
Y eso es que lo sucedió el viernes por la noche en el 15 de abril. Aún con ciertas falencias, el equipo nunca claudicó, sabiendo que el único resultado que servía era el triunfo. Es cierto que se aprovechó de un rival endeble, pero en otros momentos también tuvo enfrente a rivales accesibles y no logró ganar. Por lo cual, no hay que quitarle mérito, más allá de quien estaba enfrente.
En el segundo tiempo se observó lo mejor de Unión, que con mucha determinación salió a ganar el encuentro. Esa convicción que no se había visto en los partidos anteriores. Los cambios que realizó Munúa mejoraron al equipo, como por ejemplo el ingreso de Ezequiel Cañete quien le dio mayor claridad al juego. Como así también, la vuelta de Daniel Juárez que al menos le dio mayor vitalidad al ataque.
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Seguramente, luego del partido, Munúa se habrá ido a dormir con la tranquilidad de saber que sus jugadores le respondieron. El clima en la previa no era el mejor, pero esta vez los jugadores contagiaron a los hinchas, que alentaron en todo momento. Esa onda negativa que se apreciaba en el arranque, con los minutos se tornó en una energía positiva.
Un ciclo que parecía y quizás parezca terminado, tiene una vida más. Está claro que Munúa está en el ojo de la tormenta y que su futuro se jugará partido a partido. Se ganó y eso generará mayor tranquilidad en la semana, pero es obvio que un mal resultado ante Rosario Central, desatará nuevamente la crisis.
No obstante, en el fútbol cualquier cosa puede pasar. Son repetidas las historias de un cambio de rumbo en poco tiempo. A eso se aferra Munúa para conservar su cargo y después del viernes, al respaldo que tuvo de sus futbolistas. Con los dirigentes y los hinchas en la vereda de enfrente, el DT de Unión se cobija en sus jugadores para continuar, sabiendo que ganó su primera batalla.