El índice de pobreza de la Universidad Católica Argentina (UCA) bajó al 35% y el Indec proyectaría una cifra cercana al 31%. Aunque la cifra muestra una mejora respecto del impacto inflacionario reciente, los niveles actuales son similares a los observados en 2022. Así lo señala la última medición del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que muestra una baja estadística luego del pico del 44,7% en 2023, pero advierte que la recuperación es limitada, vulnerable y no implica todavía un cambio profundo en la estructura social del país.
La pobreza bajó al 31,8%, pero la Universidad Católica Argentina advierte que "no es una recuperación sólida"
El nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social señala que la mejora reciente en los indicadores responde, en gran parte, a la estabilización de precios y a cambios en la medición de ingresos, aunque persisten fuertes desigualdades
José Busiemi
El informe —titulado Nuevo escenario político-económico: estrés y bienestar en una Argentina en transición— atribuye la reducción principalmente a la estabilización de precios posterior al fuerte ajuste de finales de 2023. De todos modos, desde la UCA remarcan que parte de la caída reflejada en 2025 también está influida por un cambio metodológico: una mejor captación de ingresos en la Encuesta Permanente de Hogares, lo que genera cifras que pueden sobredimensionar la mejora respecto de 2023.
El documento muestra que el ajuste 2023-2024 provocó un deterioro marcado en las condiciones de vida. La pobreza y la indigencia alcanzaron niveles que no se observaban desde la pandemia: la primera llegó al 44,7% en 2023 y descendió a 31,8% en 2025. Si bien la baja es significativa, el Observatorio aclara que no constituye una recuperación sólida.
Agustín Salvia, director del organismo, describió a TN el panorama actual con contundencia: “No importa quién gobernó durante todo este periodo: hay un proceso agotado, un modelo que tenía déficit en producción, inversión y creación de empleo pleno. Se agotó desde lo productivo, lo económico y lo social”.
El estudio recuerda que la pobreza lleva dos décadas sin perforar el piso del 25%, incluso en momentos de crecimiento económico. En paralelo, la indigencia bajó del 11,2% en 2023 al 6,8% en 2025, aunque continúa por encima de los niveles previos a la recesión 2018-2019.
La pobreza según los estratos sociales
Los números del 2025 muestran fuertes brechas entre sectores:
- Estrato medio alto: 3,5% de pobreza
- Estrato medio bajo: 28,4%
- Estrato bajo: 57,1%
- Estrato muy bajo: 71,8%
Esto implica que siete de cada diez personas del segmento más vulnerable siguen siendo pobres.
Además, la pobreza crónica —quienes eran pobres en 2024 y continúan siéndolo en 2025— alcanza al 29,9% de los hogares, concentrados principalmente en los estratos “bajo” y “muy bajo”.
Las diferencias entre hogares con y sin niños vuelven a mostrarse pronunciadas. En 2025, los hogares sin menores registran una pobreza del 35,2%, mientras que aquellos con niños trepan al 58,9%.
La indigencia también se intensifica en ese grupo: sube al 14,9%, lo que implica que casi uno de cada seis chicos vive en hogares que no pueden cubrir la canasta alimentaria básica.
La UCA señala que la niñez es “el grupo más expuesto a las oscilaciones del ciclo económico”, además de ser uno de los principales vectores de reproducción de desigualdad intergeneracional. Esto significa que las crisis no solo golpean más a los hogares con niños, sino que agravan las desventajas que luego persisten en la vida adulta.
Un mercado laboral debilitado
El informe también subraya la situación crítica del empleo. Entre 2024 y 2025 cayó la tasa de ocupación, se profundizó la reducción del trabajo de calidad en los sectores más pobres y se consolidó una estructura laboral precarizada.
Actualmente, el 51,6% de los trabajadores no realiza aportes jubilatorios.
Durante la presentación, Salvia fue categórico: “En Argentina no crece el desempleo: no hay empleo. No hay inversión y no crece el empleo decente“. Y añadió que lo que aumenta es la informalidad: “Lo que sube son las changas, los empleos marginales, los vendedores ambulantes, los limpiavidrios. Es el autoempleo de subsistencia".
Sumados el empleo irregular y el desempleo abierto, este universo representa hoy aproximadamente el 34% de la fuerza laboral urbana, una proporción que —según el Observatorio— sigue en aumento.
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