Por Ricardo Luque / La Capital
Por qué Guille Cantero se atrevió a decir "contrato sicarios para tirar tiros a los jueces"
Los Monos volvieron a proyectar una sombra ominosa sobre la ciudad de Rosario. Bastaron ocho palabras pronunciadas en tono desafiante por el líder de la banda, Ariel “Guille” Cantero, para que se le erizaran los pelos de la espalda al poder judicial y político de la provincia y el temor volviera a apoderarse de los rosarinos que este viernes asistieron alelados al impactante: “Contrato sicarios para tirar tiros a los jueces”.
Guille Cantero, el más temible del clan que asola las calles rosarinas a sangre y fuego desde hace años, está preso en el penal federal de Marcos Paz y, aún así, es el principal sospechoso de ser el responsable de la saga de balaceras intimidatorias que sufrió el Poder Judicial entre mayo y agosto de 2018, por las que este viernes comenzó a ser juzgado.
Ante el pedido de la jueza Hebe Marcogliese para que definiera cuál era su ocupación, Cantero dijo lo que dijo y generó una conmoción impensada que atravesó a la Justicia y a todo el arco político santafesino y, acaso eso era lo que buscaba, llegó en tiempo récord a los portales de noticias, las pantallas de televisión y los informativos radiales.
Sus ocho palabras lograron eso que los influencers buscan como los alquimistas la Piedra Filosofal se viralizaron, se multiplicaron en las redes sociales a la velocidad de la luz y provocaron una catarata de comentarios, primero sorprendidos, después azorados y finalmente atemorizados, porque su declaración no era más que una amenaza a la sociedad.
¿Por qué dijo lo que dijo? ¿Por qué ante una pregunta de práctica, nombre, edad, ocupación, en el comienzo del juicio respondió con semejante desfachatez? ¿Por qué se animó mirando a los ojos a los miembros del tribunal que lo tiene que juzgar, porque eso es lo que hizo aún por videollamada, les dijo que lo suyo era “tirarle tiros a los jueces”?
Porque se siente con la autoridad para hacerlo, porque pudo y quiso hacerlo, eso está claro, y a lo largo de su larga carrera delictiva ha mostrado que cuando quiere y puede hacer algo no duda, lo hace, aunque eso le cueste ir a prisión. Sin embargo, haber hablado de ese modo en ese momento tuvo otras motivaciones más profundas y más tenebrosas.
Fue un desafío, sin dudas, que no puede separarse de lo que había sucedido unas pocas horas atrás, cuando dos “tiratiros” en moto dispararon a mansalva contra el Centro de Justicia Penal en las vísperas del juicio por el que Cantero debía subirse al banquillo de los acusados para responder por una saga de intimidaciones violentas contra la Justicia.
Su abogado, Fausto Yrure, intentó poner en perspectiva la respuesta de Cantero diciendo que no había sido más que una ironía motivada por la convicción de su defendido de que estaba condenado antes de ser juzgado, solo por ser quién es. Y dijo que, tras el incidente, su cliente había decidido no presenciar más las audiencias del debate judicial.
A los que lo conocen no los sorprendió la actitud de Cantero, aunque sí el tenor de lo que había dicho, nunca antes se había atrevido a tanto, al menos no en una instancia judicial. “El juicio está recién empezando, nos tomó por sorpresa la declaración que hizo”, admitió en Radio 2 el fiscal Matías Edery, a cargo de la acusación por las balaceras contra edificios oficiales.
La necesidad de trabajar tranguilos
No obstante, aclaró tajante: “El juicio que nosotros empezamos ayer se trata de un desafío al sistema institucional de la provincia, intentar que los jueces modifiquen sus resoluciones a los tiros es lo mismo que intentó hacer ayer cuando se le pregunta sobre su ocupación. Nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo con tranquilidad”.
Edery reconoció que Cantero se hace cargo del lugar que ocupa en el mundo del hampa y actúa en concordancia. “Él tiene esa actitud, en este juicio cuando lo imputamos, si bien no hizo una amenaza, un desafío como en este caso, un amedrentamiento, cuando le preguntaron cómo se llama dijo 'yo me llamo Juan Carlos Pérez’”, recordó.
“Siempre tuvo esa actitud en las audiencias, pero esas es otra cuestión, está claro que también un poco burlándose del sistema, poniéndose en ese rol que él tiene como una de las personas más importantes del crimen organizado y buscando generar el revuelo mediático, llegar a las primeras planas en los medios nacionales, ese es su show”, explicó.
Más allá de conocer el “modus operandi” de Cantero, Edery destacó la gravedad que tiene su declaración para las instituciones de la democracia. “Sus palabras tienen un sentido intimidatorio, porque cuando él dice ”yo contrato sicarios para tirar tiros a los jueces” se lo está diciendo a un juez, más allá de que él lo haga por lo que lo haga sabe que está intimidando a las personas que lo tienen que juzgar”. señaló.
Además, destacó que lo que dijo cobra una dimensión siniestra por el momento en que lo dijo: en el comienzo del juicio en el que está acusado como el cerebro detrás de los amedrentamientos contra el Poder Judicial y un día después de que dos sicarios abrieron fuego contra el Centro de Justicia Penal donde iba a tener lugar el debate judicial.
La frustración de los fiscales
“Uno no puede dejar de atribuir al hecho que sucedió 24 horas antes al comienzo del juicio, la cuestión temporal es muy significativa, las cinco veces que se disparó contra el Centro de Justicia Penal había un hecho relevante que fue el causante del amedrentamiento ”, enfatizó Edery, y reconoció: “Es muy frustrante seguir condenando a gente que ya está condenada por hechos que se cometen fuera de la cárcel”.
Cantero habló como si supiera que dijera lo que dijera su situación actual no iba a empeorar, cumple una larga condena en prisión y eso es cosa juzgada. Edery, de algún modo reconoció que eso es así, que los presos puedan seguir manejando sus negocios sucios desde la cárcel es un hecho, sino el juicio por las balaceras contra la Justicia no lo tendría a Guille Cantero como acusado.
“Que los reclusos dispongan de aparatos de celular dentro de la cárcel es un factor importante, pero no es el único, porque hay otros que tienen que ver con la criminología, pensar, por ejemplo, como esa persona que va a estar toda la vida presa conserva ese poder de fuego y esa gente que le responde esa manera desde la calle”, planteó el fiscal.
La reflexión de Edey encierra la situación paradójica que vive la sociedad rosarina: mientras el líder de una organización criminal que asuela las calles de Rosario, Guille Cantero, se atreve a decirle al a tribunal que lo juzga que contrata sicarios para tirar tiros a los jueces, el fiscal que lo investiga tiene que tiene que ir a buscar una pizza a la esquina de su casa con chaleco antibalas.