Los índices de pobreza e indigencia en Argentina mostraron una mejora en el primer semestre de 2025, según los datos publicados este jueves por el INDEC. La pobreza cayó del 38,1% registrado a fines de 2024 al 31,6%, lo que representa una reducción de casi siete puntos en apenas seis meses.
La pobreza en el Gran Santa Fe: "Los números del INDEC no reflejan lo que pasa en los barrios"
Según el organismo, la pobreza bajó en el Gran Santa Fe pero sigue siendo mayor que en Rosario y la media nacional: hay casi 35 mil indigentes

José Busiemi
El contraste es fuerte respecto al inicio del 2024, cuando el 52,9% de los argentinos vivía bajo la línea de la pobreza, en el pico de la crisis inflacionaria y social.
En el Gran Santa Fe, sin embargo, los números siguen por encima del promedio nacional. La pobreza bajó del 43,4% al 35,8%, lo que equivale a 198.310 personas afectadas. En tanto, la indigencia alcanza al 6,3% de la población, unas 34.922 personas que no logran cubrir ni siquiera la canasta alimentaria básica.
“Los números no se condicen con la realidad cotidiana”
Más allá de la mejora estadística, dirigentes sociales advierten que la situación en los barrios más vulnerables no refleja los números oficiales. Rubén Sala, referente del Movimiento Territorial de Liberación, señaló en diálogo con Dame Radio (UNO 106.3), conducido por Adrián Brodsky: “Históricamente dijimos que los números del INDEC están dibujados, pero no desde ahora: siempre. Según el INDEC, si vos fuiste a cortar el pasto a la casa de tu hermana, trabajaste. Esas changuitas pasajeras cuentan como empleo. Por lo tanto, los números son reales de acuerdo a la forma de medición, pero no se condicen con lo que vivimos en los barrios”.
Sala reconoció que la baja en la pobreza tiene relación con la estabilidad de los precios: “Lo que hace que la gente empiece a salir de la pobreza es que los precios dejaron de aumentar, entonces la plata alcanza un poco más. Los sueldos no subieron, pero como los precios se frenaron, la pobreza bajó. Nadie puede negar que hubo una baja, pero si la comparamos con lo tremendo que fue el año pasado. Es como festejar que pasamos de perder 6 a 0 a perder 5 a 0”.
La mirada desde los barrios
Consultado sobre si se nota en la vida cotidiana de los sectores populares, el dirigente fue contundente: “En los sectores más desprotegidos no se nota, porque la baja empieza de arriba para abajo. Una clase media empobrecida puede mejorar un poco, pero en los barrios más pobres la situación es igual o peor. Si no fuera por la Asignación Universal por Hijo y los comedores populares, la indigencia sería mucho mayor. Eso es lo que sostiene hoy a las familias”.
Para Sala, el futuro es incierto: “Ya estamos transitando una flexibilización laboral de hecho, aunque no esté aprobada por ley. Con salarios congelados, programas sociales que no se actualizan desde 2023 y sin refuerzo a los comedores, la olla a presión sigue. La gente aguanta porque venimos de dos gobiernos tremendos, y espera a ver qué pasa con este. Pero la salida inmediata no existe”.