La escuela Nº 1.287, San Luis Gonzaga, ubicada en Fray Justo Santa María de Oro en barrio San Agustín I, al cual asisten alrededor de 320 niños en el nivel inicial y primario no abrió sus puertas este viernes por los reiterados hechos de inseguridad que se dieron en el barrio en los últimos 15 días y que afectan de manera directa no solo al barrio sino que en este caso también a la comunidad educativa.
Los hechos de violencia en San Agustín I impidieron que los chicos vuelvan a la escuela
Se trata de dos asesinatos: uno ocurrido el jueves 23 de febrero del cual la víctima era el padre de una alumna y el otro ocurrido ayer jueves, en la esquina del establecimiento escolar, en plena siesta y en el que la víctima era un exalumno de la escuela.
En diálogo con la prensa, el sacerdote Axel Arguinchona, referente de la comunidad y responsable de la parroquia barrial, afirmó: "Esta situación por la que está pasando la comunidad es una mala y muy delicada. Es muy triste no poder generar la paz y tranquilidad que necesitamos como sociedad. Además de la tristeza de no poder comenzar con el ciclo lectivo, como se hizo hace más de 35 años en el barrio, producto de estos últimos hechos ocurridos, estos asesinatos".
"Los chicos volverán a las aulas el lunes ya que nos prometieron la presencia de las fuerzas de seguridad tanto para el comienzo como para la finalización de la jornada escolar, en el turno mañana como tarde. La situación debería ser diferente pero pese a ello no bajamos los brazos y ante las dificultades debemos rezar y comprometernos más. Si bien estos hechos violentos se repiten cada vez más no solo en la ciudad, sino en Argentina, en nuestro barrio hoy es algo particular porque se dan situaciones de cierta vulnerabilidad que nos advierte la falta de presencia del Estado para mayor seguridad", dijo el sacerdote.
El pedido de que haya más seguridad en barrio San Agustín no es nuevo: "Lo venimos pidiendo y trabajando desde el comienzo de estas situaciones violentas. El propio obispo, a través de la Junta Arquidiocesana de Educación y la comunidad del barrio, como la escuela, lo pidieron y trabajan para que no solo aquí, sino en la ciudad se pueda vivir tranquilo. Son situaciones muy cercanas a nuestra institución en este caso, pero si no lo fueran, también nos dolería mucho porque en el barrio trabajamos codo a codo para lograr tener una vida más tranquila".
"Es un dolor no solo de barrio San Agustín, sino de todo Santa Fe, porque es terrible que una comunidad educativa no empiece las clases por la inseguridad. No bajamos los brazos, vamos a seguir trabajando y confiamos en la respuesta favorable de las autoridades para no necesitar nunca más un móvil policial para que la escuela pueda dar clases", cerró el religioso.