"Feminista marrona", así se define la joven politóloga oriunda de Tucumán que establece planes y objetivos para terminar con la desigualdad económica de las mujeres y la discriminación y racismo hacia las comunidades indígenas. Inés Palacios tiene 30 años y logró una beca para cursar un programa de liderazgo dictado por la Fundación Obama, del ex presidente de Estados Unidos. Recientemente estuvo junto al demócrata en The Daily Show, donde el mundo vio cómo sus ideologías y emprendedurismo buscan encaminar a la Argentina de una forma única.
Quién es la joven argentina que se formó con Obama y lucha por los derechos de las mujeres e indígenas
Por Mario Córdoba
El proceso para sumarse a este programa de la Fundación Obama arrancó hace tres años o más, cuando la joven decidió postularse a varios postgrados y becas en Estados Unidos. "Si bien fue largo todo lo de presentar el examen de inglés, un ensayo, contar por qué quería y merecería la beca, más las cartas de recomendación y demás, fue toda una alegría porque se postularon más de mil chicos y solo eligieron a once. Cuando se dio fue una locura y cómo fue en el medio de la pandemia terminó siendo todo online, pero aún así me abrió muchos caminos", expresó.
Dentro de este programa cursaba materias con la Universidad de Columbia a elección y además contaba con distintos seminarios con un mismo eje, el del liderazgo personal y en equipo. En ese sentido, se formaron en negociación, autoliderazgo, entre otros temas. Y resaltó: "El ejercicio de esos nueve meses han sido el de preguntarnos qué queremos ser o cómo queremos impactar y la fundación lo que busca es ayudarte, acompañarte y apuntalarte en eso que querés impactar".
Sobre los resultados que logró a partir de esta experiencia, sostuvo: "Primero me abrió la posibilidad de volver a Tucumán, viví diez años en Buenos Aires y la beca al ser online, ser un estipendio económico, exigirnos que dejáramos nuestros laburos para dedicarnos a eso, me permitió regresar a mi provincia. Lo cual estaba en mi deseo, pero como cualquiera del interior es mucho menos competitiva que el centro del país. En esa vuelta, pude conectarme con los desafíos que hay acá en Tucumán, reforzar, revindicar y confirmar que en Argentina hay un problema gigante de racismo, a pesar de que no se hable de eso o que este negado todavía el tema". Sobre este último punto, aclaró que es muy distinto en relación a Estados Unidos pero existe, principalmente para aquellos que tienen raíces indígenas como ella. Otra enseñanza fue la de "sofisticar la teoría del cambio, de cómo acelerar la autonomía económica de las mujeres".
"Tengo raíces indígenas, soy de la capital de los Valles Calchaquíes, Santa María. Si bien nací y crecí en San Miguel de Tucumán, toda mi familia es de Santa María, un lugar donde la cultura ancestral está mucho más presente que en la urbanidad y me permitió conectar con eso y entender que hay una posibilidad de integrar el modelo productivo, el mercado, con lo que es la sabiduría ancestral tiene para ofrecer", indicó.
Con este objetivo en mente es cómo creó Chaka, donde incuban empresas sociales lideradas por mujeres en situación de vulnerabilidad. En este proyecto, junto a un equipo descubrieron que existe un mercado global que está dispuesto a comprar artesanías y pagar un buen precio, justo. Hay marcas que venden en país y en el exterior, pero no en los Valles Calchaquíes y en general las comunidades originarias o sus descendientes no están a la cabeza de esas empresas exportadoras o comercializadoras de artesanías.
"En general siempre habló de que en Argentina están operando cuatro tipos de racismos. Por un lado, el internalizado, el de no sentirnos cómodos reconociendo nuestras raíces indígenas, esa incomodidad viene también de un valor cultural de que inconscientemente en la Argentina se eligió la idea de que ser indígena era menos que ser eurodescendiente, un poco por ese orgullo de que en algún momento fue el país que más recibió inmigrantes. En el siglo XVIII o XIX nuestros próceres dijeron que para que Argentina sea desarrollada tenía que estar poblada por eurodescendientes porque los indígenas eras salvajes e iban a cortar el desarrollo. O mucho más atrás en el colonialismo donde se instaló como unas instrucciones del sistema productivo de ese momento que implicaba explotar a las comunidades indígenas", expuso la licenciada en Ciencias Políticas, quien considera que esta historia aún tiene sus efectos en la nación, como la vergüenza de reconocer las raíces.
Hizo hincapié en los datos que argumentan lo antes mencionado: "El censo del 2010 demostró que solo el 2,4% de los argentinos reconoció sus raíces indígenas. Sin embargo, los análisis antropológicos del Laboratorio de Bioquímica de la UBA con muestras representativas lograron comprobar que al menos el 60% de los argentinos tenemos raíces indígenas. Por lo cual, estamos hablando de un racismo internalizado muy grande". Y agregó: "Después existen los microracismos que un poco explican porque uno tiene estos racismos internalizados, que es decir «que negro de mierda sos, que indio que sos» cuando no sos capaz de hacer algo".
También está lo que llamó el racismo institucional: "Hay un análisis cualitativo que hizo Identidad Marrón, una organización antirracista de Argentina, que demostró que los gatillos fáciles, en general el fenotipo de los chicos que murieron de manera controversial en manos de la Policía tienen raíces indígenas, con fenotipos indígenas marrones, como yo". Aún así, consideró que el que más duele es el racismo cultural; en el país las comunidades indígenas presentan los peores indicadores de desarrollo humano respecto al resto de población. Y precisó: "A mayor color de piel oscura en Argentina, menos ingresos y estudios alcanzan, la estructura social de la sociedad nacional es mucho más indígena descendiente que la punta de la pirámide de quienes tienen más ingresos, más posibilidades".
Inés cree que hay una idea generalizada de que la mayoría de los indígenas descendientes están en el NOA, "lo cual tiene algo de cierto, pero no tanto porque en todo ese proceso de inmigración del interior hacia el centro de las provincias muchas personas se mudaron al AMBA. Todos estos análisis antropológicos, incluso más de las comunidades originarias, confirman que la mayor cantidad de indígenas descendientes están el conurbano, más que en el NOA".
Por otro lado, la politicóloga se encuentra coordinando un programa de becas de programación y un plan que busca asesorar a ciertas comunidades indígenas y rurales en las artesanías.
Todos estos ideales y cambios que está realizando y que se propone a futuro van de la mano con su militancia en el PRO. "Hay una idea de que cuando uno es liberal, cree en la iniciativa privada, se ubica en un continuo entre centro, izquierda o derecha, y que al estar de este lado, más en un centro-derecha, no podemos hablar de estos temas. Esa mirada tiene algo de cierto en el sentido de que quienes hoy más levantaron la bandera históricamente ha sido la izquierda argentina, el kirchnerismo. Si seguimos pensando que eso se tiene que quedar de esa manera estamos destinando a que esa causa no sea una política de Estado, no sea una agenda de la sociedad".
"Creo que desde la política se puede hacer un montón y que hay que trabajar desde ahí. Por lo que se si a muy largo plazo eso me lleva al lugar de gobernadora por qué no", manifestó.
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