Hace más de 451 años, en el paraje de las barrancas del río de los "Quiloazas", hoy conocido como río San Javier, se firmó el acta que marcó el nacimiento de la ciudad de Santa Fe.
A más de cuatro siglos de la fundación de Santa Fe, el acta original persiste como un valioso fragmento de historia, oscilando entre el olvido y la preservación. Un documento marcado por extravíos, esfuerzos de recuperación y el uso de nuevas tecnologías.
Hace más de 451 años, en el paraje de las barrancas del río de los "Quiloazas", hoy conocido como río San Javier, se firmó el acta que marcó el nacimiento de la ciudad de Santa Fe.
El 15 de noviembre de 1573, Juan de Garay, capitán y justicia mayor, fundó la ciudad bajo el símbolo de la cruz y la espada. La ceremonia solemne incluyó el trazado de mandobles con la espada y la proclamación de la nueva posesión en nombre del rey de España.
Más de cuatro siglos después, el acta de fundación se ha convertido en un testimonio fragmentado que evidencia la compleja historia de su preservación.
Aunque el Archivo Histórico Provincial resguarda un fragmento de este documento original, gran parte de su contenido se ha perdido. Este fragmento, de apenas una página, sobrevivió casi por azar. En 1973, Modesto Aníbal Osuna, paleógrafo e historiador, descubrió lo que parecía ser una hoja extraviada entre otros folios deteriorados.
Un análisis minucioso permitió identificarlo como una de las partes finales del acta de fundación. Sin embargo, este hallazgo es una excepción, ya que, con el paso del tiempo, el resto del documento se perdió entre polillas, el olvido y los infortunios del almacenamiento.
Entre 1942 y 1944, la Junta Provincial de Estudios Históricos realizó una edición de las Actas del Cabildo. Uno de los tomos contiene una reproducción del acta de fundación.
Se trata de una foto en blanco y negro. Esas imágenes fueron gestionadas por la Embajada Argentina en España ante el Archivo General de Indias, en Sevilla. Actualmente, la Junta Provincial no posee las fotografías originales de estas reproducciones, lo que deja en suspenso el paradero de las imágenes enviadas desde España.
En un giro curioso, el Archivo Histórico Provincial supo albergar los microfilms con las imágenes de las reproducciones, considerados el mejor medio de preservación previo a la digitalización.
Sin embargo, estos microfilms también fueron extraviados, lo que añade otra capa de incertidumbre a la ya accidentada historia del acta de fundación de Santa Fe.
Hubo otras impresiones que posiblemente hayan salido de dichos microfilms, pero de las cuales también se sabe poco. Algunos comentarios apuntan a que tales impresiones podrían estar guardadas en un rincón insospechado, como el “quincho de una casa en la ciudad”.
Mientras tanto, en paralelo a los avatares de las copias perdidas, una nueva preservación ha tenido lugar en las últimas décadas. El Archivo General de Indias, que guarda el único ejemplar completo del acta de fundación, ha permitido que Santa Fe accediera a reproducciones de alta calidad, con tecnología de reprografía de 300 ppp y en color.
Esta versión moderna, enviada con las licencias necesarias para su difusión y exhibición, abre una nueva etapa en la relación de la ciudad con su propio pasado, haciendo posible su divulgación de manera precisa y detallada, a pesar de los obstáculos históricos.