Quedan tres fechas para el final de la Copa de la Liga y Unión se encuentra en zona de descenso junto a otros tres equipos. Y a esta altura, no caben dudas de que el principal responsable de que el Tate atraviese esta situación angustiante, es el presidente Luis Spahn, quien en los últimos tiempos hizo todo mal en la gestión deportiva.
La desidia de Spahn dejó a Unión en manos del destino

El presidente de Unión Luis Spahn es sin dudas el principal responsable del presente que atraviesa el club.
La desidia que mostró la dirigencia que encabeza Spahn hizo posible que Unión viva este presente tan oscuro, jugando a la ruleta rusa todos los fines de semana. Más allá de lo que pueda suceder en las tres fechas que restan, no había necesidad de exponer tanta incompetencia para dejar al club al borde del abismo.
La crisis que atraviesa Unión se venía venir desde hace tiempo. Y lo más preocupante es que Spahn no hizo nada para evitarla, al contrario, contribuyó y mucho para que eso ocurra. Desarmó un plantel competitivo, para conformar otro que su técnico catalogó de "Reserva mejorada" y está todo dicho.
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La sensación es que ni a propósito se pueden hacer tan mal las cosas. No se concibe que Unión haya vendido en este último año a cuatro jugadores, por cifras millonarias que el club informó y que se haya reforzado con futbolistas de Reserva y suplentes en otros equipos.
En este 2023 el club transfirió a Juan Ignacio Nardoni, Juan Carlos Portillo, Lucas Esquivel e Imanol Machuca. La cifra informada por Unión indica que le quedaron 4.750.000 dólares por Nardoni, 2.000.000 de dólares por Esquivel y por Machuca 3.125.000 dólares por el 50% del pase.
En consecuencia y de acuerdo a lo informado por la dirigencia, Unión recibió por esas tres operaciones 9.875.000 dólares a lo que habría que sumarle la venta de Portillo. Y es que si bien esa transferencia no fue oficializada, trascendió que el monto de la operación ascendió a 1.800.000 dólares.
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Así las cosas, en este año, Unión vendió por una cifra cercana a los 12 millones de dólares. Y hay que recordar que pese a eso, estuvo un par de meses inhibido en FIFA por las deudas que mantenía por los préstamos de Santiago Mele, Jonathan Álvez y Bryan Castrillón.
La cifra aproximada que adeudaba Unión por el incumplimiento de esos préstamos era de casi 300.000 dólares, monedas en relación a lo que había vendido. Y más allá de los impedimentos legales para girar dólares al exterior, está claro que el conflicto se agravó más de la cuenta y la solución llegó mucho más tarde de lo esperado.
Y cuando la inhibición se levantó el mercado de pases de Unión se cristalizó con las llegadas de: Gonzalo Morales, Nicolás Orsini, Tiago Banega, Patricio Tanda, Franco Pardo y Nicolás Campisi. Y en este aspecto, es clave analizar el presente con el que llegó cada jugador, para entender por qué el Tate está con la soga al cuello.
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En el caso de los delanteros, Morales era el 9 de la Reserva de Boca y Orsini era suplente en el Xeneize, sin ser tenido en cuenta por el técnico Jorge Almirón. Por su parte, Tanda era el 5 de la Reserva de Racing y Banega suplente en Arsenal, equipo que descendió. Campisi venía de ser suplente en Huracán y Pardo de quedar libre en All Boys.
Unión había terminado el Torneo de la Liga en una situación comprometida y lo que venía ameritaba mucho esfuerzo y responsabilidad. Pero Spahn y el resto de la comisión directiva no entendió el momento, ni mucho menos lo que estaba en juego. Terminó subestimando el mercado de pases, apostando a la improvisación y al destino.
De ninguna manera se buscó achicar el margen de error, al contrario, se hizo todo para generar mayor incertidumbre, conformando un plantel falto de jerarquía y sin el recambio necesario para afrontar una competencia decisiva. Y las consecuencias están a la vista.
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En fútbol nunca se pueda dar nada por descontado y está claro que Unión puede mantener la categoría, como así también perderla. Pero más allá de lo que vaya a suceder y antes del desenlace, es bueno tratar de entender los motivos que llevaron al Tate a vivir esta angustiante realidad.
Teniendo a mano los recursos para apostar a conformar un equipo más competitivo, Spahn decidió no hacerlo, contradiciendo sus propias palabras. Y es que en mayo y junio, luego de reunirse con la oposición habló de no vender ningún jugador y endeudarse si era necesario para reforzar al plantel.
No pasó ni una cosa ni la otra, Unión siguió desprendiéndose de futbolistas y no se endeudó en nada para traer todos jugadores que llegaron sin cargo. No invirtió cuando debió hacerlo y ese doble discurso se relaciona con el presente deportivo. La falta de ambición y la desidia manifiesta de Spahn dejaron a Unión en manos del destino.